El mapa de la amistad


Había una vez un niño llamado José que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Un día, mientras jugaba en el parque, encontró un mapa misterioso que mostraba el camino hacia la ciudad de Nueva York.

Emocionado por la aventura que le esperaba, decidió emprender ese viaje y descubrir todo lo que había más allá de su pequeño pueblo.

Jose se despidió de su familia y amigos con lágrimas en los ojos pero con una sonrisa llena de emoción. Tomó un avión rumbo a Nueva York y al llegar, se quedó maravillado ante las altas torres y bullicio de la gran ciudad. Mientras caminaba por las calles abarrotadas, Jose notó algo extraño.

En cada esquina había carteles con fotos de animales perdidos. Se detuvo frente a uno con la imagen adorable de un perro llamado Max. - ¡Pobrecito Max! Debe extrañar mucho a su familia -dijo Jose preocupado-.

Voy a ayudarlo a encontrar su hogar. Decidido a buscar al dueño del perrito perdido, Jose comenzó su búsqueda por toda la ciudad. Preguntaba en cada tienda y restaurante si alguien había visto a Max, pero nadie parecía haberlo encontrado.

Desanimado pero sin perder la esperanza, Jose continuó su recorrido hasta llegar al Central Park. Allí vio una escena inesperada: un grupo de palomas acosando a una ardilla indefensa. - ¡No es justo! -exclamó Jose indignado-.

¿Por qué no pueden llevarse bien? Sin pensarlo dos veces, nuestro valiente protagonista decidió intervenir. Corrió hacia las palomas y comenzó a hacer ruidos fuertes para ahuyentarlas. La ardilla, agradecida, se escondió en un árbol cercano.

- ¡Gracias, amigo! -dijo la ardilla con una voz chirriante-. Mi nombre es Sammy y estoy buscando nueces para el invierno. Las palomas siempre me molestan. Jose sonrió y le ofreció ayuda a Sammy para encontrar nueces juntos.

Después de buscar por todo el parque, encontraron un árbol repleto de deliciosas nueces. - ¡Mira Sammy! Aquí hay suficientes nueces para que pases el invierno sin preocupaciones -dijo Jose felizmente. Sammy estaba emocionado y agradecido por la generosidad de Jose.

Juntos compartieron un picnic debajo del árbol mientras disfrutaban de las deliciosas nueces. De repente, escucharon un ladrido al fondo. Era Max, el perro perdido que había visto en los carteles por toda la ciudad.

Saltaba de alegría al ver a Jose y Sammy juntos. - ¡Max! ¡Has encontrado tu hogar! -exclamó Jose emocionado-. Ahora estarás seguro y feliz con tu familia.

Jose llamó al número telefónico que aparecía en el cartel y pronto llegaron los dueños de Max corriendo hacia ellos con lágrimas de felicidad en sus ojos. - No sabemos cómo agradecerte lo suficiente -dijeron los dueños abrazando a Jose-. Gracias por ayudarnos a encontrar a nuestro querido Max.

Jose se despidió de Max con una sonrisa y continuó su paseo por la ciudad de Nueva York. Aprendió que, aunque los animales y las personas pueden ser diferentes, todos merecen amor y respeto.

Y así, Jose descubrió que el verdadero valor de un viaje no está en los lugares que visitas, sino en las amistades que haces y en lo mucho que puedes ayudar a los demás.

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