El mapa mágico de la luna


Había una vez dos amigas llamadas María y Alison que vivían en un pequeño pueblo llamado Luna Bella. Desde que eran niñas, les encantaba observar la luna llena y soñaban con poder verla de cerca algún día.

Cada noche, María y Alison salían a pasear por el campo, levantando la cabeza para admirar la hermosa luna llena. Pasaban horas hablando sobre las maravillas del universo y cómo sería estar tan cerca de ella.

Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron un mapa antiguo que mostraba el camino hacia un lugar mágico donde se podía llegar hasta la luna. Emocionadas, decidieron emprender esa aventura juntas.

Siguiendo las indicaciones del mapa, Maria y Alison comenzaron su viaje hacia lo desconocido. Caminaron durante horas sin descanso, sorteando obstáculos y superando desafíos. Pero siempre mantenían su objetivo en mente: llegar a la luna. Después de días de travesía agotadora pero emocionante, finalmente llegaron a una montaña muy alta.

Según el mapa, era allí donde debían encontrar el portal secreto hacia la luna. Con mucho esfuerzo escalaron hasta la cima de la montaña.

Cuando alcanzaron la cumbre, quedaron maravilladas al ver un enorme arco iris brillante frente a ellas. Era el portal mágico que las llevaría directamente a la luna. Sin dudarlo ni un segundo más, María y Alison atravesaron el arco iris y se encontraron flotando en medio del espacio sideral.

Estaban rodeadas por estrellas centelleantes y planetas de todos los colores. De repente, la luna apareció ante sus ojos. Era gigante y brillaba con una luz deslumbrante.

María y Alison no podían creer lo cerca que estaban de su sueño hecho realidad. Pero entonces, un pequeño alienígena verde salió de detrás de la luna y les habló:- ¡Hola! Soy Zog, el guardián de la luna. Veo que han llegado hasta aquí con mucho esfuerzo y determinación.

¿Qué las trae a mi hogar? María y Alison se miraron entre sí, emocionadas pero también un poco asustadas por encontrarse con un extraterrestre. - Hola, Zog -dijo María-. Nos encanta la luna y siempre quisimos verla más cerca.

Queríamos explorarla y descubrir todos sus secretos.

Zog sonrió amablemente y les explicó que aunque no podían caminar sobre la superficie lunar debido a su falta de gravedad, podrían hacer algo aún mejor: volar alrededor de ella en una nave espacial especial diseñada para turistas lunares como ellas. Las dos amigas saltaron de alegría al escuchar esto. Subieron a bordo de la nave espacial junto a Zog, quien se convirtió en su guía personal durante el viaje.

Durante horas volaron alrededor de la luna, maravillándose con sus cráteres y montañas. Vieron astronautas dejando huellas en el polvo lunar e incluso avistaron una colonia de conejos lunares saltando entre las rocas.

Finalmente, cuando el sol comenzó a salir en la Tierra, María y Alison supieron que era hora de regresar a casa. - Gracias por esta increíble aventura, Zog -dijo Alison-. Nunca olvidaremos este día. Zog les sonrió y las despidió mientras volvían al portal mágico.

De vuelta en su pequeño pueblo, María y Alison compartieron su experiencia con todos sus amigos y familiares. A partir de ese día, el amor de María y Alison por la luna se hizo aún más fuerte.

Siempre recordarían aquel viaje mágico que les enseñó que los sueños pueden hacerse realidad si uno tiene el coraje para perseguirlos.

Y así, cada noche, Maria y Alison seguían saliendo a pasear bajo la luna llena, sabiendo que habían estado más cerca de ella que nadie en todo el universo.

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