El mapa mágico de Lucas


Había una vez un nene llamado Lucas que tenía 3 años y le costaba mucho dormir por las noches. Sus papás intentaban de todo para que conciliara el sueño, pero parecía que nada funcionaba.

Una noche, mientras Lucas estaba acostado en su cama, mirando al techo y sin poder cerrar los ojos, apareció de repente un duende travieso llamado Trasto. Trasto era pequeñito y tenía una sonrisa juguetona en su rostro.

"¡Hola Lucas! Veo que estás teniendo problemas para dormir", dijo Trasto con entusiasmo. Lucas se sorprendió al ver al duende hablarle y asintió con la cabeza. "Sí, no puedo dormir", respondió con tristeza.

Trasto se sentó en el borde de la cama y le preguntó a Lucas: "¿Sabes qué es lo que necesitas para poder quedarte dormido?"Lucas frunció el ceño y pensó durante unos segundos. Luego, levantó sus hombros en señal de confusión. "No sé", admitió.

El duende sonrió con picardía y dijo: "Lo que necesitas es una aventura mágica antes de irte a la tierra de los sueños". "¿Una aventura mágica?", preguntó Lucas curioso. Trasto asintió emocionado y sacudiendo su varita mágica hizo aparecer un mapa brillante lleno de colores.

"Este mapa te llevará a lugares increíbles donde podrás encontrar cosas maravillosas". Lucas tomó el mapa entre sus manos y observó detenidamente cada detalle. Había un bosque encantado, una montaña de caramelos y hasta una isla llena de juguetes.

"¿Cómo funciona?", preguntó Lucas con asombro. Trasto explicó: "Cada noche, antes de dormirte, elige un lugar del mapa y cierra los ojos. Imagina que estás allí y deja que tu imaginación te guíe a través de la aventura.

Cuando vuelvas, estarás tan cansado que no podrás resistir el sueño". Lucas sonrió emocionado y decidió probar la propuesta del duende travieso. Esa noche eligió el bosque encantado como su primera aventura mágica.

Cerró los ojos y se dejó llevar por su imaginación. De repente, se encontraba rodeado de árboles gigantes y brillantes luciérnagas volando a su alrededor. Escuchaba el susurro del viento entre las hojas y podía sentir la magia en cada rincón.

Cuando regresó a su cama, Lucas estaba tan agotado que ni siquiera pudo contar hasta tres antes de quedarse profundamente dormido.

Al día siguiente, se despertó lleno de energía y feliz por haber tenido una increíble aventura mágica en el bosque encantado. No pasaron muchas noches antes de que Lucas pudiera dormirse sin problemas. Cada noche elegía un lugar diferente del mapa y disfrutaba viajando con su imaginación antes de irse a dormir.

Y así fue como Lucas aprendió que la magia estaba dentro de él mismo, en su capacidad para soñar e imaginar cosas maravillosas. A partir de ese momento, siempre tuvo dulces sueños y aventuras mágicas que lo acompañaron durante su infancia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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