El mapa mágico de Sara



Había una vez una niña llamada Sarasofia, a quien todos llamaban Sara. Tenía 4 años y estaba muy emocionada porque pronto cumpliría 5.

Sus papás, Fernando León y Yalith Santiago, eran muy cariñosos y siempre estaban pendientes de ella. Además, tenía un hermanito llamado Facundo, con quien se divertía mucho. Sara era una niña curiosa y siempre estaba llena de energía. Le encantaba ir al kinder porque allí aprendía cosas nuevas todos los días.

Pero lo que más le gustaba era ir de la mano de su Ada madrina Mishel. Un día, mientras Sara estaba jugando en el parque con sus amigos del kinder, vio algo brillante entre las hojas caídas de un árbol.

Se acercó corriendo y descubrió que era un mapa del tesoro. ¡Qué emoción! Sin dudarlo un segundo, decidió seguir las indicaciones del mapa para encontrar el tesoro escondido.

Sara siguió el camino marcado en el mapa: atravesó un puente, caminó por un bosque encantado lleno de hadas y llegó finalmente a una cueva oscura.

Con valentía entró en la cueva y se encontró con una sorpresa maravillosa: ¡un cofre lleno de libros! La pequeña Sara abrió uno de los libros y comenzó a leerlo en voz alta. De repente, todo a su alrededor empezó a cobrar vida: los personajes saltaban del libro y se movían como si estuvieran vivos.

Uno de esos personajes era una ranita llamada Rafa que hablaba con un acento muy gracioso. Rafa le dijo a Sara que había una misión especial para ella: debía encontrar las letras mágicas y juntarlas para formar palabras.

Sara aceptó el desafío encantada y junto a Rafa, comenzaron la búsqueda de las letras mágicas. Recorrieron bosques, subieron montañas y exploraron cuevas secretas. En cada lugar encontraban una letra mágica escondida y Sara las guardaba en su mochila.

Mientras buscaban las letras, Sara se dio cuenta de lo importante que era leer y escribir. Descubrió que los libros eran como puertas hacia otros mundos llenos de aventuras y conocimiento.

A medida que encontraba más letras, también aprendía nuevas palabras y su vocabulario crecía cada día. Después de mucho esfuerzo y perseverancia, Sara finalmente encontró todas las letras mágicas y formó una frase especial: "El conocimiento nos hace volar alto". Al pronunciar estas palabras, todo a su alrededor se iluminó con destellos dorados.

Cuando Sara salió de la cueva con las letras mágicas en sus manos, vio a su Ada madrina Mishel esperándola afuera. Le contó emocionada sobre la aventura que había vivido y cómo había descubierto el poder de la lectura.

Desde ese día, Sarasofia nunca dejó de leer ni aprender cosas nuevas. Compartió su amor por los libros con sus amigos del kinder e inspiró a otros niños a descubrir el maravilloso mundo de la lectura.

Y así, gracias al mapa del tesoro y a su valentía para enfrentar desafíos, Sarasofia descubrió que el conocimiento era un tesoro aún más valioso que cualquier riqueza material.

Y esa lección la llevó consigo durante toda su vida, convirtiéndose en una niña llena de sabiduría y amor por los libros.

FIN.

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