El Mapache de Tomás
Había una vez un niño llamado Tomás que, mientras jugaba en el bosque, encontró a un pequeño mapache abandonado y herido. Sin pensarlo dos veces, Tomás lo llevó a casa para curarlo y cuidarlo con mucho amor.
Los días pasaron y el mapache se recuperó gracias a los cuidados de Tomás. Pronto se convirtieron en los mejores amigos y hacían todo juntos: exploraban el bosque, jugaban al escondite y dormían abrazados.
Sin embargo, un día llegó el momento en que Tomás tuvo que tomar una difícil decisión. Sabía que su amigo debía vivir en su hábitat natural para ser feliz y libre como todos los animales del bosque.
Con lágrimas en los ojos, Tomás llevó al mapache de vuelta al bosque. El animalito no quería soltarse de él pero finalmente comprendió cuál era su hogar. "No llores amigo mío", dijo el mapache mientras acariciaba la mejilla de Tomás con sus patitas-.
"Siempre te llevaré en mi corazón". Tomás se quedó mirando cómo su amigo corría hacia la naturaleza hasta desaparecer entre los árboles. Se sentía triste por tener que dejarlo ir pero sabía que había hecho lo correcto.
"Nunca olvidaré nuestros momentos juntos", susurró Tomás mientras volvía a casa con lágrimas todavía en sus ojos-. A partir de ese día, Tomás visitaba regularmente el bosque para ver cómo estaba su amigo.
Descubrió cómo otros animales también habían formado amistad con el mapache y lo protegían. Un día, mientras caminaba por el bosque, Tomás encontró al mapache rodeado de otros animales. Estaban en peligro debido a la presencia de cazadores furtivos que habían llegado al lugar.
Tomás no dudó ni un segundo y corrió para pedir ayuda. Con la colaboración de los guardabosques y otros voluntarios lograron salvar a todos los animales del bosque incluyendo al mapache. "Gracias por ayudarnos amigo", dijo el mapache con una sonrisa en su rostro-.
"Nunca olvidaré lo que has hecho". A partir de ese momento, Tomás se convirtió en un héroe para todos los habitantes del bosque.
Siempre recordaría cómo su amor y cuidado hacia el pequeño mapache le había permitido formar amistades inesperadas e incluso salvar vidas. Y así, gracias a su valentía y amistad con el pequeño animalito, Tomás aprendió que aunque algunas veces debemos dejar ir aquello que más amamos para permitirles ser felices, siempre podemos tenerlos cerca en nuestro corazón.
FIN.