El Mapache Guía


Hanna era una niña muy curiosa y aventurera. Siempre estaba buscando cosas nuevas para explorar y descubrir. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, vio un camino que nunca había visto antes.

- ¡Mira! -exclamó Hanna-. ¡Un camino nuevo! Pero su mamá le había dicho muchas veces que no fuera sola al bosque, así que ella sabía que no debía seguir ese camino desconocido.

Sin embargo, la curiosidad de Hanna era más fuerte que su obediencia. Decidió internarse en el bosque sin decirle nada a nadie. Caminó durante horas y se adentró cada vez más en la espesura del bosque. Pero pronto se dio cuenta de que estaba perdida.

El sol comenzaba a ponerse y las sombras hacían difícil ver el camino de regreso. - Oh no -dijo Hanna asustada-. ¿Qué voy a hacer? Fue entonces cuando escuchó un ruido extraño detrás de ella.

Se giró rápidamente y vio algo moverse entre los árboles. - ¿Quién está ahí? -preguntó con voz temblorosa. De repente, apareció un mapache muy simpático frente a ella. - Hola pequeña -dijo el mapache-.

¿Estás perdida? Hanna asintió con la cabeza y comenzó a llorar. El mapache se acercó a ella y le dijo:- No llores, yo te ayudaré a encontrar tu camino de vuelta a casa.

Y así fue como el mapache llevó a Hanna por los caminos del bosque hasta llegar nuevamente al borde del mismo donde vivía su casa. - Muchas gracias -dijo Hanna-. No volveré a desobedecer a mi mamá y me aseguraré de no perderme nunca más.

A partir de ese día, Hanna aprendió la importancia de obedecer las instrucciones de sus padres y ser cuidadosa en sus aventuras. Y siempre recordó la amabilidad del mapache que le ayudó cuando se sintió perdida en el bosque.

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