El mapache solidario
tenía una gran debilidad por los dulces. No podía resistirse a ellos y siempre llevaba consigo una bolsa llena de golosinas. El segundo amigo se llamaba Martín.
Era un chico inteligente y curioso, con gafas y cabello castaño rizado. Siempre estaba leyendo libros y buscando nuevas aventuras. Le encantaba aprender cosas nuevas y compartir sus conocimientos con los demás. El tercer amigo se llamaba Sofía.
Era una niña tímida pero valiente, con cabello rubio y ojos verdes brillantes. Aunque no hablaba mucho, tenía un corazón lleno de compasión y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Un día, los tres amigos decidieron hacer una excursión al bosque cercano a su pueblo.
Estaban emocionados por explorar la naturaleza y descubrir nuevos animales y plantas. Al llegar al bosque, Damián sacó su bolsa de golosinas y comenzó a comerlas mientras caminaban. Martín lo miró con curiosidad.
"¿No te cansas de comer tantos dulces?", preguntó Martín. "No puedo resistirme", respondió Damián entre risas mientras comía otra golosina. Sofía sonrió amablemente e intervino: "Damián, es importante cuidar nuestra salud y tener una alimentación balanceada".
Damián hizo caso omiso del consejo de Sofía y siguió comiendo golosinas sin preocuparse por las consecuencias. Mientras caminaban más adentrándose en el bosque, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos. Todos se detuvieron y se miraron entre sí, intrigados.
De repente, un pequeño mapache salió corriendo de los arbustos y se acercó a ellos. El mapache parecía asustado y tenía una pata lastimada. Sofía se acercó al mapache con cuidado y lo examinó. "Parece que tienes una herida en la pata", dijo preocupada.
Martín recordó haber leído en uno de sus libros sobre cómo curar heridas en animales. Tomó su mochila y sacó vendas y antiséptico para limpiar la herida del mapache.
Mientras tanto, Damián había dejado de comer golosinas y observaba atentamente cómo Martín cuidaba al mapache. "Es increíble lo que puedes aprender cuando te abres a nuevas experiencias", comentó Martín mientras curaba la pata del mapache.
Después de un rato, el mapahe comenzó a moverse con más facilidad gracias al cuidado de Martín. Agradecido, el animalito les dio un par de vueltas antes de desaparecer nuevamente entre los arbustos. Los tres amigos continuaron su recorrido por el bosque, pero ahora algo había cambiado dentro de ellos.
Damián ya no sentía la misma atracción por las golosinas; Martín estaba aún más motivado para seguir aprendiendo cosas nuevas; y Sofía se sentía orgullosa por haber podido ayudar a un animalito necesitado.
Al finalizar su excursión, los tres amigos regresaron a casa con una gran sonrisa en sus rostros y corazones llenos de gratitud por haber compartido esa experiencia juntos. Aprendieron la importancia de cuidar su salud, aprender cosas nuevas y ayudar a los demás.
Desde ese día, Damián comenzó a llevar frutas en su bolsa en lugar de golosinas. Martín siguió leyendo libros y compartiendo sus conocimientos con los demás. Y Sofía continuó siendo una amiga compasiva y valiente.
Los tres amigos se dieron cuenta de que juntos podían enfrentar cualquier desafío y seguir creciendo como personas. Y así, continuaron viviendo muchas más aventuras juntos, siempre recordando la lección que aprendieron en aquel bosque mágico.
FIN.