El mar en mi piscina
Un día, la pequeña Sofía decidió ir a nadar en la pileta de su abuelo. Pero cuando llegó, se sorprendió al ver que la pileta estaba llena de peces. "¡Abuelo, hay peces en tu pileta!", exclamó Sofía.
"Sí, mi querida Sofía. Los compré para darles un hogar y cuidarlos", respondió el abuelo con una sonrisa. Sofía no podía creer lo emocionante que era nadar entre los peces.
Se sumergió en el agua y comenzó a explorar cada rincón de la pileta. Los peces eran de todos los colores y tamaños imaginables, algunos nadaban juntos mientras otros estaban solos.
De repente, uno de los peces más grandes se acercó a ella y le habló:"- Hola Sofía ¿Cómo estás?"Sofía saltó del susto pero luego se dio cuenta de que el pez estaba hablando con ella.
"- ¡Hola! Estoy bien gracias ¿Y tú? No sabia que los peces podían hablar", respondió Sorfia asombrada"- Sí, podemos hablar pero solo con aquellas personas especiales como tú", explicó el pez amablemente. A partir de ese momento, Sofía comenzó a hablar con todos los peces de la pileta.
Descubrió que cada uno tenía su propia personalidad y sus propias historias para contarle. Hablaba con ellos sobre todo tipo de cosas: desde qué comían hasta cómo pasaban sus días en la pileta.
Un día mientras charlaban sobre las aventuras del pez más grande llamado —"gordon" , este les contó que había un lugar más grande y hermoso que la pileta, el océano. "- ¿El océano? ¿Qué es eso?" preguntó Sofía curiosa"- Es un lugar enorme lleno de agua salada.
Allí viven muchos peces como yo, pero también hay ballenas, delfines y muchas otras criaturas marinas", explicó gordon. Sofía se emocionó al escuchar esto. Siempre había soñado con explorar el mundo y conocer nuevas cosas. Pero nunca pensó que podría hacerlo en el agua.
Asi que decidió hacer algo increíble: construir una piscina más grande para los peces de su abuelo y convertirla en un santuario para ellos. De esta forma podrían vivir felices mientras ella cumplía su sueño de explorar los mares.
Después de mucho trabajo duro, finalmente logró construir la nueva pileta junto a su abuelo y trasladar a todos los peces allí. Ahora tenía una pileta gigante llena de vida acuática, donde podía nadar junto a sus amigos peces todos los días.
Pero no se olvidaba del gran sueño que le habían despertado aquellos divertidos amigos: explorar el océano algún día.
Y así fue como Sofía creció cuidando a sus queridos peces hasta poder cumplir su sueño: convertirse en bióloga marina e investigadora del fondo del mar, descubriendo nuevos mundos submarinos cada día con la ayuda de sus amigos animals.
La moral de esta historia es aprender a valorar todo lo vivo en este planeta sin importar su tamaño o especie ya que son seres vivos merecedores del respeto y cuidado de todos nosotros.
FIN.