El maravilloso cambio de Thiago


Había una vez una mamita llamada Lucía que vivía en un pequeño pueblo. Su vida había sido bastante monótona hasta que Thiago llegó al mundo.

Desde el momento en que lo tuvo en sus brazos, Lucía sintió un amor tan profundo que le cambió la mirada a la vida. A partir de ese momento, nada volvería a ser igual. -¡Hola, Thiago! Eres tan hermoso, ¡te quiero tanto! -dijo Lucía con emoción.

Thiago sonrió como si entendiera las palabras de su mamita. A medida que Thiago crecía, Lucía descubría un mundo nuevo a su lado. Juntos, exploraron el parque, observaron las estrellas y cuidaron del jardín.

A medida que Thiago crecía, también crecía el amor y la admiración de Lucía por él.

Un día, mientras jugaban en el parque, Thiago miró a su alrededor con curiosidad y preguntó: -¿Por qué las flores son de distintos colores, mamita? Lucía sonrió y le explicó cómo las plantas necesitan la luz del sol y el agua para crecer y dar hermosas flores. Thiago escuchaba atentamente, asombrado por el maravilloso mundo que lo rodeaba. Sin embargo, un día, mientras jugaban en el parque, Thiago se perdió de vista.

Lucía buscó desesperadamente a su hijo por todas partes, sintiendo un nudo en la garganta. Finalmente, lo encontró en el jardín de un anciano vecino, quien le estaba enseñando a cuidar las plantas.

A partir de ese día, Thiago se convirtió en el ayudante más entusiasta del vecino, y su mamita comprendió que siempre estaría a salvo, rodeado de amor y aprendizaje. Así, Thiago siguió cambiando la vida de su mamita día a día, llenándola de nuevas experiencias y alegrías.

Y Lucía, agradecida, descubrió que tener a Thiago en su vida era el regalo más grande que podría haber recibido.

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