Había una vez un pequeño jardín en el corazón de un colorido vecindario, donde vivían diferentes plantas y flores.
En este jardín, había una curiosa plantita de girasol llamada Gira.
Gira siempre miraba al cielo y soñaba con ser tan alta como sus amigos los girasoles.
Un día, mientras Gira estiraba sus hojitas hacia el sol, escuchó una voz que venía del suelo.
- "¡Hola, Gira!" - dijo una pequeña raíz llamada Raúl, que estaba conectado a ella.
- "Soy Raúl, y estoy aquí para contarte sobre el maravilloso ciclo de las plantas.
"
Gira, emocionada, preguntó:
- "¿El ciclo de las plantas?
¿Qué es eso, Raúl?"
- "Verás, las plantas pasan por varias etapas de crecimiento.
Todo comienza con una semilla.
Cuando las condiciones son justas, la semilla germina, y así es como nacemos.
"
Gira le preguntó a Raúl, curioso:
- "¿Pero de dónde viene la semilla?"
Raúl respondió:
- "Las semillas vienen de plantas adultas.
Cuando nos hacemos fuertes y grandes, producimos flores bellas, y esas flores crean nuevas semillas.
Es un ciclo hermoso que nunca termina.
"
Justo en ese momento, un viento suave sopló y una abeja llamada Bea voló hacia ellas.
- "¡Hola, amigos!" - saludó Bea.
- "He escuchado de las semillas.
¿Sabían que soy muy importante para las flores?"
- "¿De verdad?" - preguntó Gira.
- "Sí, porque polinizo las flores, y eso las ayuda a producir semillas.
Sin mí, el ciclo de las plantas no podría completarse.
"
Gira estaba maravillada.
Pero de repente, un nubarrón cubrió el sol.
- "Oh no, ¿qué pasará con nosotros si no hay sol?" - preguntó preocupada Gira.
Raúl le explicó:
- "No te preocupes, Gira.
Las plantas también sabemos adaptarnos.
Cuando las nubes cubren el sol, podemos sobrevivir con la lluvia y el agua.
"
Bea se unió:
- "Y además, ¡después de la lluvia siempre sale el sol!
Es un recordatorio de que cada tormenta pasa.
"
Gira sonrió, pero entonces, una tormenta de verdad comenzó a desatarse y el viento empezó a soplar fuerte.
Las hojas de Gira se movían de un lado a otro, asustada.
- "¡Ay no!
¿Qué va a pasar con nosotros?" - gritó Gira.
- "Confía en el proceso, Gira.
Esto también es parte del ciclo" - dijo Raúl.
Cuando la tormenta pasó, el sol salió y un hermoso arcoíris se formó en el cielo.
Gira, sintiéndose más fuerte, se dio cuenta de que había crecido un poco más.
- "¡Miren!
¡He crecido!" - exclamó emocionada.
Bea celebró con ella:
- "Sí, Gira.
Cada tormenta nos ayuda a fortalecernos.
Ahora estás más preparada para seguir creciendo y maravillarte con el mundo.
"
Con el tiempo, Gira se convirtió en un imponente girasol, y cada vez que florecía, producía sus propias semillas.
- "¡Miren!
¡Esas son mis semillas!" - gritó feliz.
- "Recuerda compartirlas, Gira.
Así ayudarás a que otras plantas crezcan también.
El ciclo de la vida siempre necesita de todos.
"
Y así, el jardín se llenó de nuevos girasoles, y Gira aprendió que cada etapa, desde la semilla hasta la planta adulta, había sido especial.
Comprendió que el ciclo de las plantas es una hermosa danza de crecimiento, lluvia y luz.
- "Gracias, Raúl y Bea.
Gracias por enseñarme sobre el ciclo de las plantas.
Ahora sé que soy parte de algo mucho más grande y maravilloso.
"
Y así, con el paso de las estaciones, el jardín floreció una y otra vez, recordando que el ciclo de la vida es eterno y siempre sorprendente.
Y así, todos en el jardín vivieron felices, disfrutando del sol, la lluvia, y de cada nuevo crecimiento que traía el ciclo de la naturaleza.