El maravilloso huerto de Don José
En un pequeño pueblo argentino, vivía Don José, un huertero apasionado por cuidar su huerto. Todas las mañanas, antes de que saliera el sol, Don José salía con su regadera a regar sus plantas.
Tenía tomates jugosos, zanahorias tiernas, lechugas frescas y muchas otras hortalizas que cuidaba con tanto amor. Un día, mientras regaba sus plantas, se dio cuenta de que algo estaba mal. Las hojas de sus lechugas estaban marchitas y pálidas.
Don José se preocupó y decidió investigar: - ¿Qué les pasa a mis lechugas? - se preguntó mientras acariciaba una hoja. Decidió preguntarle a su vecina, Doña Marta, una señora muy sabia que conocía mucho sobre plantas.
Doña Marta le explicó que las lechugas necesitaban más luz solar y menos agua de la que él les estaba dando. Don José siguió sus consejos y, poco a poco, las lechugas empezaron a recuperarse.
Desde ese día, Don José aprendió que cada planta necesitaba cuidados especiales y comenzó a investigar más sobre el cuidado de su huerto. Descubrió que las zanahorias necesitaban mucha tierra suelta para crecer fuertes, y que los tomates necesitaban tutores para sostener sus ramas.
Con el tiempo, su huerto se convirtió en un lugar maravilloso, donde las hortalizas crecían sanas y felices. Don José compartía su conocimiento con los niños del pueblo, enseñándoles a cuidar las plantas y el valor de la paciencia.
El huerto de Don José se convirtió en un lugar de aprendizaje y alegría para todos, inspirando a otros a cuidar la naturaleza y disfrutar de los frutos de la tierra.
FIN.