El maravilloso misterio de Shullurumi y los niños pastores de Tumpa
Hace muchos años, en el hermoso poblado de Tumpa, vivían tres niños pastores llamados Martín, Sofía y Diego. Ellos cuidaban las ovejas en las verdes praderas, y cada tarde, al volver a sus cabañas, se detenían un momento para contemplar el imponente cerro Shullurumi. Según la leyenda, ese cerro era el hogar de la misteriosa Virgen de Shullurumi.
Un día, mientras cuidaban las ovejas, Martín, Sofía y Diego vieron un destello de luz en el cerro. Intrigados, decidieron acercarse. Al llegar a la base del cerro, descubrieron una cueva llena de flores brillantes y una hermosa estatua de la Virgen. Sorprendidos, los niños se arrodillaron y rezaron en silencio.
De repente, una suave voz resonó en la cueva. "Queridos niños, los he estado observando con cariño. Vuestra bondad y amor por la naturaleza me han conmovido. Quiero que compartan ese amor y compasión con todos los habitantes de Tumpa".
Los niños se miraron asombrados, sin saber quién les hablaba. La Virgen de Shullurumi les dijo que debían cuidar y proteger a las ovejas, ayudar a los mayores y ser amables con los más pequeños. Les advirtió que deberían enfrentar desafíos, pero que siempre estaría con ellos.
Desde ese día, Martín, Sofía y Diego se esforzaron por ser mejores personas. Ayudaban a sus vecinos, cuidaban a las ovejas con más dedicación y compartían su alegría con todos. Pronto, su actitud generosa inspiró a los demás habitantes de Tumpa, y el pueblo se convirtió en un lugar lleno de amor y solidaridad.
Los años pasaron, y Martín, Sofía y Diego se convirtieron en adultos ejemplares. La leyenda de la Virgen de Shullurumi y los niños pastores se preservó en Tumpa, recordando a todos la importancia de ser amables y bondadosos.
Y cuentan que, en noches de luna llena, se puede ver una luz brillante en la cueva del cerro Shullurumi, recordando a todos que el amor y la bondad siempre prevalecen en el corazón de las personas.
FIN.