El Maravilloso Mundo de Colores y Diversidad
Había una vez un mágico mundo llamado Arcoíris, donde los colores brillaban con más intensidad que en cualquier otro lugar. Cada color representaba una emoción diferente y cada emoción, a su vez, simbolizaba una diversidad única. En este mundo vivían muchos personajes extraordinarios.
Un día, la pequeña Fluvi, una gotita de agua azul que giraba como un torbellino, decidió salir a explorar más allá de su lago. Estaba ansiosa por conocer a otros colores y personajes. En su camino, encontró a Rofi, un alegre rayo de sol amarillo.
"¡Hola! Soy Fluvi, la gotita azul. ¿Te gustaría jugar conmigo?" preguntó Fluvi.
"¡Hola, Fluvi! Soy Rofi, el rayo amarillo. Claro que sí, pero juguemos a algo que incluya a todos los colores" respondió Rofi con una sonrisa.
Ilusionados, los dos amigos comenzaron a buscar otros colores con los que jugar. En su búsqueda, conocieron a Lila, una flor morada muy sabia.
"Hola, amigos. ¿Qué los trae por aquí?" preguntó Lila.
"Queremos jugar juntos, pero necesitamos más colores. ¿Nos ayudarías?" dijo Fluvi.
"¡Por supuesto! En este mundo la diversidad es nuestro mayor tesoro. Vamos a buscar a un color que no ha salido mucho. Los demás colores empezarán a llegar cuando vean nuestra unión."
Los tres amigos se dirigieron hacia el bosque de los colores olvidados. En su camino, notaron que el bosque estaba cubierto de sombras grises.
"¡Oh no! ¿Por qué hay tanta tristeza aquí?" preguntó Rofi, un poco preocupado.
"Los colores no vienen a jugar porque tienen miedo. No saben que la diversidad es hermosa y que todos somos esenciales en este mundo" explicó Lila.
Decididos a cambiar eso, Fluvi, Rofi y Lila se pusieron en marcha. Hicieron una gran pancarta con la frase: "¡Cada color importa!" y comenzaron a cantar y bailar por el bosque.
Pronto, comenzaron a llegar otros colores: un naranja juguetón que representaba la creatividad, un verde fresco que simbolizaba la esperanza, y un rosa suave que traía amor y amistad.
"¡Qué alegría! ¡Ya somos más!" exclamó Fluvi.
"¡Sí! ¡Y todos juntos formamos un arcoíris!" añadió Rofi.
"Cada color tiene algo especial que ofrecer" dijo Lila.
Sin embargo, de repente, el cielo se nubló y un color oscuro apareció. Era el Gris, que siempre había tenido miedo de no encajar.
"¿Qué haces aquí, Gris?" preguntó Fluvi.
"He venido a apagar su alegría. ¡Nadie me quiere!" contestó triste el Gris.
"¡Espera!" dijo Rofi. "Tu color también es importante. Sin ti, el mundo no sería completo. Todos tenemos un lugar aquí".
"¡Sí!" apoyó Lila. "La diversidad incluye a todos, incluso a ti. ¿Nos acompañarías?"
Gris, tocado por sus palabras, comenzó a sonreír.
"Me gustaría, pero tengo miedo" confesó.
"¡No temas! Aquí juntos podemos crear cosas maravillosas!" gritaron al unísono los colores.
Así, Gris dio un paso al frente. Juntos formaron la más hermosa de las familias de colores. Bailaron, reían y exploraron todos los recovecos del bosque, llenando de alegría cada rincón.
Desde aquel día, Arcoíris no solo era un lugar lleno de colores, sino también un hogar donde todos se aceptaban, se querían y celebraban sus diferencias.
Y desde entonces, cada gotita, rayo y color sabía que en la diversidad de su mundo, radicaba su mayor fortaleza. Así, los colores vivieron juntos felices para siempre, en un bello y diverso arcoíris de armonía.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.