El maravilloso mundo de Eric


Había una vez un niño llamado Eric que estaba muy emocionado por comenzar el colegio. Era un lugar lleno de aventuras y aprendizaje, y Eric estaba ansioso por descubrir todo lo que tenía para ofrecer.

El primer día de clases, Eric llegó temprano con su mochila llena de entusiasmo. Al entrar al aula, se encontró con sus compañeros de clase y rápidamente se hizo amigo de todos ellos.

Había niños muy divertidos y amigables, dispuestos a ayudarse mutuamente en todo momento. Eric también conocía a sus tres profesoras: Esther María, Mónica y Estefanía. Eran profesoras muy molonas y siempre buscaban formas creativas de enseñarles cosas nuevas a los niños.

Con ellas, aprender era divertido e interesante. En el colegio, había muchas actividades diferentes para hacer. En los patios, Eric jugaba al fútbol con sus amigos o se balanceaba en los columpios. También había un rincón tranquilo donde podían sentarse a leer o dibujar.

Durante las clases, Eric prestaba mucha atención y participaba activamente. Le gustaba hacer sus fichas solo y también pedir ayuda cuando la necesitaba. Sus profesoras siempre estaban allí para apoyarlo en su proceso de aprendizaje.

Un día, mientras estaban en clase de matemáticas, las profesoras les propusieron resolver un acertijo difícil. Todos los niños comenzaron a pensar en posibles soluciones, pero nadie parecía encontrar la respuesta correcta.

Eric pensó durante un momento y luego levantó la mano emocionado: "-¡Yo sé la respuesta! ¡Es el número 10!" exclamó. Todos sus compañeros se sorprendieron y las profesoras sonrieron orgullosas. A medida que pasaban los días, Eric se iba volviendo más seguro de sí mismo.

Se daba cuenta de que podía aprender cualquier cosa si se esforzaba y no tenía miedo de pedir ayuda cuando lo necesitaba. Un día, durante el recreo, Eric vio a un niño nuevo sentado solo en un banco.

Decidió acercarse y hacerle compañía. Pronto descubrió que el niño era tímido y le costaba hacer amigos. Eric decidió ayudarlo y presentarle a sus compañeros.

Con el tiempo, el niño nuevo comenzó a sentirse más cómodo en el colegio gracias a la amistad de Eric y sus compañeros. Juntos, exploraron nuevas aventuras y aprendieron muchas cosas interesantes. Al final del año escolar, todos los niños recibieron diplomas por su arduo trabajo y dedicación.

Eric estaba muy emocionado al recibir el suyo, sabiendo que había logrado mucho durante ese tiempo. El último día de clases fue lleno de risas y abrazos mientras todos se despedían para disfrutar de las vacaciones de verano.

Pero Eric sabía que volvería al colegio con aún más ganas después del descanso.

Y así fue como Eric aprendió valiosas lecciones en su colegio: la importancia de la amistad, la confianza en uno mismo y la alegría de aprender cada día junto a sus compis de clase y profesoras molonas.

Dirección del Cuentito copiada!