El maravilloso mundo de la empatía


Había una vez en el hermoso bosque de Villa Mora, un conejito llamado Benito. Benito era muy curioso y siempre andaba buscando aventuras. Un día, mientras correteaba por el bosque, se encontró con una hada llamada Celeste.

La hada tenía un aura resplandeciente y una sonrisa cálida. 'Hola, pequeño conejito, ¿cómo estás?' dijo la hada con ternura. Benito, sorprendido por la presencia de la hada, respondió con timidez: '-Hola, soy Benito, ¿y tú quién eres?'.

La hada le explicó que su nombre era Celeste y que ella era la guardiana de la empatía en el bosque. Benito, intrigado, le pidió que le enseñara más sobre la empatía. Celeste lo llevó a un lago encantado donde habitaban criaturas mágicas.

Allí, Benito conoció a Mateo, un pajarito que siempre se burlaba de los demás animales. Celeste le pidió a Benito que intentara comprender por qué Mateo actuaba de esa manera.

Después de observarlo, Benito se dio cuenta de que Mateo se burlaba de los demás porque en el fondo se sentía inseguro. Benito se acercó a Mateo y le ofreció su amistad, demostrándole comprensión y empatía.

Con el tiempo, Mateo dejó de comportarse de forma hiriente y comenzó a disfrutar de la compañía de los demás animales. Benito aprendió una valiosa lección sobre la importancia de practicar la empatía. Regresó al bosque de Villa Mora con un corazón lleno de comprensión y afecto hacia los demás.

Desde ese día, Benito se convirtió en un ejemplo de empatía, enseñando a los demás animales a escucharse y comprenderse mutuamente, haciendo del bosque un lugar más armonioso y solidario.

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