El Maravilloso Oso de Colores



En un bosque mágico y brillante, lleno de árboles de dulces y ríos de chocolate, vivía un oso muy especial llamado Oso Tino. A diferencia de otros osos, Oso Tino tenía un pelaje de colores vibrantes: rojo, azul, amarillo, verde y violeta. Cada vez que se movía, sus colores brillaban y llenaban de alegría a todos los animales del bosque.

Un día, mientras Oso Tino exploraba su hogar, se encontró con un grupo de pequeños animales. Había un conejo llamado Rulo, una tortuga llamada Tula y un pájaro llamado Pipo.

"¡Hola, Oso Tino!", gritó Rulo con una sonrisa. "Hoy estamos intentando encontrar algo rico para comer, pero no tenemos suerte. Todo lo que encontramos está muy duro o no sabe bien."

"¡Eso no puede ser!", dijo Oso Tino moviendo su cola con entusiasmo. "Siempre hay algo delicioso si buscamos en el lugar correcto. ¿Quieren que les ayude a encontrar comida?"

Los animales asintieron con alegría, y juntos empezaron a explorar el bosque. Oso Tino guió a sus amigos por senderos cubiertos de flores de chocolate y árboles frutales de colores.

Al poco tiempo, Oso Tino dijo:

"Miren esa hermosa planta con frutas multicolores. Se llama Frutos Maravillosos y son muy sabrosos. Pero hay un problema... no puedo alcanzarlos. Necesito su ayuda".

Rulo, siendo el más ágil, saltó al árbol y trató de alcanzar las frutas, pero al intentar agarrarlas, se dio un golpe con una rama.

"¡Ay! Creo que necesito un poco más de fuerza ", dijo confundido.

Tula, la tortuga, se acercó y dijo:

"Quizás si trabajamos todos juntos, podamos recogerlas. Rulo, tú puedes saltar, y yo puedo empujar el tronco con mi fuerza".

Oso Tino sonrió y empezó a contar:

"Vamos a hacer una cadena. Yo sostengo al conejo, que sostiene a Tula, y Pipo puede volar para hacer el equilibrio".

Así lo hicieron. Con la fuerza de todos y un poco de trabajo en equipo, lograron reunir una gran cantidad de Frutos Maravillosos. Pero cuando estaban a punto de probarlos, escucharon un llanto proveniente de detrás de un arbusto. Se acercaron y vieron a una pequeña ardilla, llamada Susi, que estaba triste porque también había estado buscando comida pero no había encontrado nada.

"¿Por qué lloras, pequeña?", preguntó Oso Tino.

"No tengo comida para mi familia y estoy muy preocupada", respondió Susi entre lágrimas.

Oso Tino sintió un gran impulso de ayudarla.

"No te preocupes. ¡Mira todo lo que hemos encontrado! Podemos compartirlo con tu familia".

Susi sonrió y sus ojos brillaron.

"¿De verdad? ¡Eso sería maravilloso!"

No solo recogieron suficiente comida para la ardilla, sino que también decidieron llevarla a casa y ayudarla a transportar los frutos. Juntos caminaron hacia el árbol donde vivía Susi, y al llegar, todos se sorprendieron: la casa de Susi estaba decorada con hermosos dibujos de colores, igual que Oso Tino.

"¡Es bellísimo tu hogar!", exclamó Tula.

"Gracias, me gusta pintar como Oso Tino", dijo Susi sonriendo.

Cuando llegaron, la mamá de Susi se puso muy feliz al ver a su hija con tantos frutos.

"¡Oh, muchas gracias, amigos! No saben cómo me ayudan. Ahora podré preparar algo rico para ustedes también."

Así fue como Susi cocinó un delicioso postre de frutas. Oso Tino y los demás animales compartieron risas y cuentos alrededor de la mesa. Aprendieron que al trabajar juntos y compartir, se podían lograr grandes cosas y hacer nuevos amigos.

Desde ese día, cada vez que un animal necesitaba ayuda, Oso Tino siempre estaba ahí, con su pelaje colorido recordándoles la importancia de la solidaridad y la amistad. Y así, el bosque lleno de dulces y risas, nunca dejó de brillar con los colores del maravilloso Oso Tino.

FIN.

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