El maravilloso parque de los colores mágicos
Había una vez, en un lejano y mágico lugar, un parque encantado donde todos los colores cobraban vida. En este parque, vivía un hermoso unicornio llamado Arcoíris, conocido por su brillante melena de colores. Un día, una dulce niña llamada Sofía descubrió el parque mientras paseaba por el bosque. Al adentrarse en el parque, se quedó maravillada al ver la hierba verde brillante, los árboles con hojas de colores y las flores que cambiaban de tonalidad a medida que pasaba.
Luego de recorrer el parque, Sofía se encontró con Arcoíris, el unicornio mágico. "¡Hola, pequeña amiga! ¿Qué te trae por aquí?", preguntó Arcoíris con una sonrisa cariñosa. Sofía, sorprendida, respondió: "¡Wow! Nunca vi un unicornio tan hermoso como tú. Estaba paseando y me topé con este increíble parque". Arcoíris explicó a Sofía que el parque era un lugar especial donde la magia de los colores hacía que todo fuera vivaz y alegre. Juntos, recorrieron el parque disfrutando de la maravillosa atmósfera llena de colores y magia. De repente, se encontraron con una fuente mágica que emanaba luces de distintos colores. Arcoíris le explicó a Sofía que esa fuente era la fuente de los deseos, donde los sueños se volvían realidad. Sofía, emocionada, cerró los ojos y pidió un deseo con todo su corazón. Al abrirlos, vio que su deseo se había cumplido: su abuelita, que vivía lejos, apareció de repente caminando hacia ella, con una sonrisa cálida. Sofía abrazó a su abuelita con felicidad. Fue un momento mágico para ambos.
Los días pasaron, y Sofía visitaba el parque a menudo para jugar con Arcoíris y disfrutar de la magia de los colores. Con el tiempo, Sofía aprendió a valorar la diversidad y la alegría que los distintos colores le ofrecían. Aprendió que así como cada color tenía su belleza única, cada persona también tenía su propia belleza especial.
El parque se convirtió en un lugar de encuentro para niños de todas partes, donde la amistad, la alegría y la diversidad eran celebradas. Y aunque el parque desapareció misteriosamente una noche de luna llena, la felicidad y las lecciones aprendidas por Sofía perduraron para siempre.
Y así, la niña aprendió que la verdadera magia reside en la diversidad y en la amistad, y que los colores de la vida siempre estarán ahí para alegrarnos cada día.
FIN.