El maravilloso viaje de las emociones



En un pequeño pueblo llamado Alegría, las emociones vivían en armonía. Había una emoción para cada situación: Alegría, Tristeza, Miedo, Enojo y Calma. Sin embargo, un día, un extraño suceso ocurrió. Las emociones empezaron a comportarse de manera inusual. Alegría, siempre radiante, se encontraba sin energía. Tristeza, en cambio, no paraba de reír. Miedo se mostraba valiente, Enojo estaba sereno y Calma estaba preocupada. Todos estaban confundidos y asustados.

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Alegría: ¿Qué está pasando? No entiendo por qué me siento tan apagada.

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Tristeza: Yo no puedo parar de reír, ¡es tan extraño!

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Miedo: Me siento... valiente. Esto no puede ser bueno.

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Enojo: Estoy... tranquilo. No entiendo qué pasa.

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Calma: Me preocupa esta situación, algo está mal.

Preocupados por este desequilibrio emocional, decidieron emprender un viaje hacia el Gran Sabio, quien habitaba en lo alto de la Montaña de la Serenidad. En su camino, se encontraron con desafíos que los pusieron a prueba. La Alegría tuvo que aprender a aceptar la tristeza, la Tristeza a encontrar el equilibrio, el Miedo a enfrentar sus temores, el Enojo a canalizar su energía de manera positiva y la Calma a expresar sus preocupaciones.

Finalmente, llegaron ante el Gran Sabio, quien los escuchó atentamente y con sabiduría les explicó que las emociones no pueden ser suprimidas ni invertidas, pero sí entendidas y manejadas. Les enseñó que cada emoción tiene su lugar y momento, y que todas son necesarias para el equilibrio interior. Con esta revelación, las emociones regresaron al pueblo con una nueva comprensión y aceptación de sí mismas.

Desde entonces, en Alegría las emociones vivieron en armonía, sabiendo que, aunque a veces puedan descontrolarse, siempre existirá la posibilidad de encontrar el equilibrio y la calma en su interior.

FIN.

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