El Maravilloso Viaje de Tilo, la Semilla
Érase una vez en un hermoso jardín de colores brillantes, donde el sol brillaba cálidamente y las mariposas danzaban entre las flores. En ese jardín vivía una pequeña semilla llamada Tilo. Tilo era una semilla de girasol, y siempre soñaba con ser una planta alta y hermosa que pudiera saludar al sol.
Un día, mientras conversaba con sus amigos, las semillas de caléndula, Tilo dijo:
"¡Un día quiero crecer y ser tan alto como el cielo!"
"¡Pero primero tenés que salir de la tierra!" dijo Cally, la semilla de caléndula.
"Sí, y crecer hasta alcanzar el sol!" agregó Lila, otra semilla.
Tilo estaba emocionada, pero un poco asustada. No sabía qué pasaría cuando saliera de la tierra.
Una mañana, una fuerte lluvia cayó sobre el jardín. El suelo se humedeció y Tilo sintió que algo dentro de ella empezaba a despertar.
"¡Es hora de salir!" gritó emocionada.
Con un gran esfuerzo, Tilo rompió la cáscara que la protegía y comenzó a asomarse a la superficie. La luz del sol la envolvió y Tilo sonrió, sintiendo el calor en sus hojas.
"¡Mirá, mirá!" exclamó Cally.
"¡Está saliendo!" gritó Lila.
Tilo había crecido algunos centímetros, pero aún era muy pequeña. Los días pasaron y, mientras absorbe la luz del sol y la lluvia, Tilo comenzó a crecer más y más. Se encontró con su primera hoja:
"¡Hola, hoja!" dijo Tilo emocionada.
"¡Hola! Yo soy la hoja verde. Juntos, vamos a ayudarnos a crecer por encima de la tierra." respondió la hoja.
Sin embargo, no todo era fácil. Un día, un viento fuerte comenzó a soplar y Tilo sintió que se tambaleaba.
"¡Ayuda!" gritó asustada.
Pero la hoja le respondió con tranquilidad:
"No te preocupes, Tilo. El viento a veces puede ser fuerte, pero si te agarras del suelo con tus raíces, estarás fuerte y firme."
Tilo siguió el consejo de la hoja y extendió sus raíces. Con el apoyo de sus raíces, se sintió más segura.
Con cada día que pasaba, Tilo creció más, hasta que un día miró a su alrededor y vio a otras plantas que habían crecido junto a ella.
"¡Miren, chicos!" dijo Tilo, emocionada.
"¡Ya somos un hermoso jardín!"
Así, Tilo recordaba sus días de semilla e intentaba inspirar a otras semillas que empezaban a salir de la tierra.
"¡No tengan miedo!" les decía.
"El camino puede ser difícil, pero con paciencia, amor y apoyo de nuestros amigos, podemos alcanzar el cielo."
Con el tiempo, Tilo se convirtió en un majestuos girasol que se alzaba alto dejando caer sus semillas al suelo, las cuales pronto empezarían su propia aventura.
"¡Gracias, Tilo!" le dijeron sus amigos.
"Ahora también podemos crecer y ser tan grandes como vos."
Y así, cada nuevo ciclo de vida comenzaba en el jardín. Las semillas caídas sabían que algún día tendrían la oportunidad de saludar al sol como Tilo, la valiente semilla que nunca dejó de soñar.
Desde entonces, el jardín fue un lugar de magia y esperanza, donde cada planta, cada hoja y cada flor recordaba la importancia de la amistad y el cuidado en su maravilloso viaje de vida.
FIN.