El maravilloso viaje de Yucur y Marito



Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado La Islilla, vivía una capullana llamada Yucur. Yucur era una niña muy curiosa y aventurera, siempre buscando nuevas experiencias.

Pero también era muy desobediente y no escuchaba las advertencias de sus padres. Un día, mientras caminaba por la playa, Yucur encontró un extraño objeto brillante flotando en el agua. Sin pensarlo dos veces, se lanzó al mar para atraparlo.

Pero lo que ella no sabía era que aquel objeto mágico le concedería un deseo a cambio de su obediencia. Cuando Yucur salió del agua con el objeto en sus manos, sintió cómo su cuerpo empezaba a cambiar.

Sus piernas se transformaron en una cola de lobo marino y su piel se volvió plateada como las olas del mar. Ahora era una lobita marina.

Al principio, Yucur estaba triste por no poder volver a ser humana, pero luego descubrió que esta nueva forma le permitía explorar el océano como nunca antes lo había hecho. Decidió aprovechar su situación y ayudar a mantener limpio el mar de La Islilla.

Y así fue como todos los días nadaba junto a los peces y recogía la basura que encontraba en el fondo del mar. Los animales acuáticos comenzaron a llamarla "La guardiana del mar" porque siempre estaba dispuesta a protegerlos.

Un día, mientras realizaba su tarea diaria de recolección de basura submarina, Yucur vio algo inusual: un pelícano herido llamado Marito tratando de volar con dificultad. Sin pensarlo dos veces, Yucur nadó rápidamente hacia él para ayudarlo. "¡Hola, Marito! Veo que estás herido. Permíteme ayudarte", dijo Yucur con una sonrisa amable.

Marito miró a Yucur con asombro y gratitud. Nunca antes había conocido a alguien tan valiente y generoso como ella. "Oh, gracias, guardiana del mar. Me lastimé una de mis alas y no puedo volar para buscar comida", respondió Marito tristemente.

Yucur tenía una idea brillante. Recordó que cerca de la playa había un montón de peces que podrían ser suficientes para alimentar al pelícano mientras se recuperaba. "No te preocupes, Marito. Sé exactamente qué hacer.

Vamos a la playa juntos", dijo Yucur decidida. Así fue como Yucur llevó a Marito hasta la orilla y le mostró el lugar donde los peces nadaban en abundancia. El pelícano pudo comer hasta saciarse mientras su ala sanaba poco a poco.

Con el paso del tiempo, Marito se convirtió en el mejor amigo de Yucur y juntos trabajaron incansablemente para proteger el mar de La Islilla.

Los niños del pueblo aprendieron sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y se unieron a ellos en esta noble tarea. La historia de La capullana Yucur se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los habitantes de La Islilla.

Aprendieron que incluso las acciones más pequeñas pueden tener un gran impacto en nuestro entorno.

Y así, entre aventuras submarinas y tareas diarias de limpieza, La Guardiana del Mar y su amigo Marito vivieron felices para siempre, protegiendo el mar y recordando a todos que la obediencia y la responsabilidad son valores fundamentales para cuidar nuestro hogar, el planeta Tierra.

FIN.

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