El marcador mágico


En la clase de arte, los chicos de 4B estaban emocionados por usar el nuevo marcador mágico que había llegado a la escuela.

El profesor les explicó que era un marcador especial que podía hacer cualquier dibujo cobrar vida en el papel. Los alumnos se emocionaron al oír esto y comenzaron a pensar en todas las cosas divertidas que podrían crear con él. Uno de ellos, llamado Tomás, tenía una idea muy especial.

"¡Quiero dibujar mi bicicleta! ¡Es mi juguete favorito!", dijo Tomás emocionado. El profesor les recordó que debían seguir ciertas reglas para usar el marcador mágico y les advirtió sobre los peligros de no hacerlo correctamente.

Pero los chicos estaban tan emocionados por su nueva herramienta artística que no prestaron mucha atención. Tomás tomó el marcador y comenzó a dibujar su bicicleta con gran detalle. Los demás niños observaban fascinados cómo cada trazo del lápiz parecía dar vida al objeto en el papel.

Cuando terminó, todos aplaudieron entusiasmados al ver la bicicleta cobrar vida delante de sus ojos. Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder: la bicicleta empezaba a moverse sola y salirse del papel.

"¡La bicicleta está viva!", gritaron los niños asustados mientras intentaban alcanzarla antes de que escapara. Finalmente lograron atraparla y llevarla afuera donde estaba prohibido andar en bicicleta debido al tráfico pesado.

Pero la bicicleta seguía moviéndose sola y sin control, poniendo en peligro a los niños y a los transeúntes. En ese momento, el profesor recordó a los chicos las reglas que habían ignorado al utilizar el marcador mágico y les explicó que debían pedir ayuda para solucionar el problema.

Juntos llamaron al conserje de la escuela quien logró atrapar la bicicleta antes de que causara algún accidente. Los chicos aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de seguir las reglas y ser responsables cuando se utilizan herramientas nuevas y poderosas.

Desde entonces, siempre siguieron cuidadosamente las instrucciones del profesor cuando usaban el marcador mágico en clase.

Y aunque nunca volvieron a dibujar objetos tan grandes como una bicicleta, siempre disfrutaron creando mundos imaginarios llenos de aventuras y personajes divertidos con su nuevo lápiz mágico.

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