El Mate Rebelde
Había una vez un grupo de amigos que asistían a la escuela en Argentina. Todos los días, durante el recreo, se reunían para tomar mate y compartir historias divertidas.
Pero un día, llegó el nuevo director de la escuela, Gabriel, quien decidió que el mate debía ser prohibido en las aulas. Los niños estaban tristes porque amaban su tradición de tomar mate juntos, pero se dieron cuenta de que tenían que respetar las reglas del director.
Sin embargo, uno de los amigos llamado Martín decidió hacer algo al respecto. Martín era un niño muy inteligente y creativo.
Decidió organizar una reunión con sus amigos después de la escuela para discutir cómo podrían convencer al director Gabriel de permitirles seguir tomando mate durante el recreo. "¿Qué podemos hacer para demostrarle al director que no hay nada malo con tomar mate?", preguntó Martín a sus amigos. "Podríamos investigar sobre los beneficios del mate y presentárselos", sugirió Ana.
"¡Sí! Y también podríamos mostrarle cómo es parte importante de nuestra cultura argentina", añadió Tomás entusiasmado.
Así fue como Martín y sus amigos comenzaron a investigar todo lo relacionado con el mate: su historia, cómo se prepara y cuáles son sus beneficios para la salud. También aprendieron mucho sobre la cultura argentina y por qué era importante mantener esa tradición viva.
Finalmente, Martín decidió escribir una carta al director Gabriel explicando todo lo que habían descubierto sobre el mate y por qué era tan importante para ellos seguir disfrutando esta tradición juntos durante el recreo escolar. "¿Qué piensan, amigos? ¿Les parece bien?", preguntó Martín a sus amigos mientras les mostraba la carta.
Todos los niños estuvieron de acuerdo y firmaron la carta. Así que Martín se acercó al director Gabriel y le entregó la carta. "Señor director, por favor lea esto", dijo Martín con una sonrisa en su rostro.
El director Gabriel leyó detenidamente la carta escrita por los niños y quedo muy impresionado con todo lo que habían aprendido sobre el mate. Comprendió lo importante que era para ellos mantener esta tradición viva y decidió permitirles seguir tomando mate durante el recreo escolar.
Desde ese día en adelante, todos los niños disfrutaron del mate juntos durante el recreo sin preocuparse de ser reprendidos.
Y gracias a Martín y sus amigos, aprendieron algo valioso: cuando trabajamos juntos podemos lograr grandes cosas e incluso cambiar las reglas si es necesario.
FIN.