El Medallón Mágico de los Cuatro Amigos
Era una noche de Halloween, las calles estaban iluminadas con calabazas y adornos espeluznantes. Un grupo de cuatro amigos: Tomi, Lupe, Fer y Mateo, salió emocionado a pedir dulces. Vestidos de pirata, bruja, fantasma y superhéroe, recorrían el barrio riendo y disfrutando de cada caramelito que recibían.
"¡Miren cuánto conseguimos ya!" - exclamó Fer, mientras mostraba su bolsa repleta de dulces.
"Vamos a la casa de Doña Clara, siempre tiene los mejores caramelos" - sugirió Lupe, mientras movía su varita de bruja, lista para hacer magia.
Mientras caminaban, Mateo notó algo brillante en el suelo.
"¿Qué es eso?" - preguntó, agachándose para recoger un objeto dorado.
Los amigos se acercaron curiosos y descubrieron que se trataba de un pedazo de un medallón que brillaba intensamente.
"¡Es hermoso!" - dijo Lupe, observando los grabados en la superficie.
"Pero, ¿qué es?" - se preguntó Tomi.
Fue entonces cuando una voz suave surgió del medallón.
"Soy el Medallón Mágico de la Amistad. Este es solo un pedazo. Para descubrir su poder, deben encontrar las otras tres partes".
Los amigos se miraron emocionados.
"¡Esto es una aventura!" - exclamó Mateo.
"¿Qué tenemos que hacer?" - preguntó Fer.
"Primero, deben descubrir el lugar donde se encuentra la próxima parte. Escuchen su corazón" - continuó la voz.
Mientras reflexionaban, Lupe tuvo una idea.
"¡Podemos preguntar en cada casa!" - sugirió.
"Tal vez alguien sepa algo sobre el medallón" - agregó Tomi con entusiasmo.
Así que después de terminar con su recorrido de dulces, decidieron ir a la casa de Doña Clara. Ella los recibió con su sonrisa cálida y caramelo en mano.
"¡Hola chicos! ¿Qué les trae por aquí?" - preguntó.
Tomi le mostró el pedazo del medallón.
"Encontramos esto y queremos saber cómo conseguir las otras partes".
Doña Clara entrecerró los ojos y sonrió.
"He oído historias sobre ese medallón. Dicen que la primera parte se encuentra donde hay risas y buenos momentos".
"¿Qué podría ser eso?" - preguntó Fer, rascándose la cabeza.
"¡El parque!" - exclamó Lupe. "Siempre vamos a jugar ahí y reírnos juntos".
Así que los amigos corrieron al parque. Al llegar, comenzaron a explorar. Jugaron en el tobogán, escondiéndose y corriendo alrededor. De repente, mientras se reían, Mateo encontró algo entre la arena.
"¡Miren!" - gritó mientras levantaba otro pedazo del medallón.
"¡Hurra!" - gritaron todos. Al unirlo con el primero, sintieron una calidez en sus manos.
"Solo quedan dos partes más" - dijo Tomi.
"¿Dónde iremos ahora?" - preguntó Lupe.
Los amigos decidieron regresar a la casa de Doña Clara para pedir más pistas. Al llegar, ella les dijo:
"La siguiente parte se encuentra donde hay agua, y muchos peces nadan".
"¡El estanque del parque!" - exclamó Fer.
Partieron rápidamente hacia el estanque. Una vez allí, miraron a su alrededor. De pronto, Lupe notó algo brillante entre los nenúfares.
"¡Allí!" - gritó al correr hacia el estanque. Cuando lo sacó, era la tercera parte del medallón.
"¡Eso fue increíble!" - dijo Mateo. "Ahora solo falta una última parte".
Regresaron una vez más a hablar con Doña Clara. Esta vez, ella les sonrió y dijo:
"Para la última parte del medallón, deben recordar un momento en el que demostraron valentía y ayudaron a alguien".
Los amigos comenzaron a recordar. Recordaron que un día, en el parque, ayudaron a un perrito que se había perdido.
"¡Debemos ir al parque!" - dijo Lupe. "Tal vez allí encontremos la parte final".
Corrieron de regreso al parque, buscando en el lugar donde ayudaron al perrito. Tras buscar un rato, Fer encontró algo brillante bajo un arbusto.
"¡Es la última parte!" - gritó mientras saltaba de alegría.
Emocionados, unieron las cuatro partes del medallón. En ese instante, una luz brillante llenó el aire y el medallón brilló intensamente.
"¡Lo logramos!" - dijeron todos al unísono.
De repente, la voz mágica del medallón habló de nuevo:
"Ustedes han demostrado que la verdadera magia de este medallón proviene de la amistad y el trabajo en equipo. A través de sus aventuras, han mostrado valor, compasión y unión. Ahora pueden pedir un deseo".
Los amigos se miraron y sabían lo que querían.
"Deseamos que siempre tengamos aventuras juntos y nunca perdamos nuestra amistad" - dijeron, tomados de la mano.
El medallón brilló una vez más, y desde ese día, siempre recordaron que la amistad es el mayor tesoro que se puede tener. Y así, cada Halloween, su aventura continuaba mientras recorrían las calles, riendo y disfrutando del tiempo juntos, siempre buscando nuevas historias que contar.
Desde ese día, el medallón se convirtió en un símbolo de su amistad, y el grupo sabía que mientras estuvieran juntos, siempre encontrarían la magia en sus corazones.
FIN.