El mejor cumpleaños de Matheo
Matheo estaba muy emocionado porque se acercaba su cumpleaños número 4. Él quería que fuera el mejor cumpleaños de todos, y había estado planeando todo con mucha anticipación.
"¡Papá, mamá! ¿Podemos hacer una fiesta en casa para mi cumpleaños? ¡Quiero invitar a mis amigos y familiares!"- dijo Matheo emocionado. "Claro que sí, hijo. Haremos lo posible para que sea un día inolvidable"- respondió Rodrigo sonriendo.
Matheo comenzó a hacer los invitaciones: "Abuelitos, Cacho y madrina Norma, ¿vendrán también a mi fiesta?"-Gladys respondió: "Por supuesto que iremos Matheo, no nos perderíamos tu cumpleaños por nada del mundo. "-Carlos agregó: "Estoy seguro de que será una gran fiesta.
"-Y Norma dijo: "No puedo esperar para cantarte feliz cumpleaños y darte un gran abrazo. "-El día del cumpleaños finalmente llegó. La casa estaba decorada con globos y serpentinas de colores brillantes. Había una mesa llena de comida deliciosa y muchos regalos envueltos en papel brillante.
Los amigos de Matheo llegaron primero. Estaban felices de estar allí y pronto comenzaron a jugar juntos mientras esperaban al resto de la familia.
Cuando los abuelos llegaron, Matheo corrió hacia ellos gritando: "¡Abuelitos! ¡Qué bueno verlos aquí!"- Los abuelos le dieron un gran abrazo y luego comenzaron a divertirse con los niños. La fiesta estaba en pleno apogeo cuando Matheo decidió abrir sus regalos.
Cada uno de ellos era especial y único, y Matheo se emocionaba con cada uno que abría. Pero entonces ocurrió algo inesperado. Uno de los amigos de Matheo comenzó a llorar porque no había recibido un regalo como el de los demás.
En lugar de ignorarlo, Matheo decidió compartir algunos de sus juguetes nuevos con su amigo para que también pudiera jugar. "¡Mira! ¡Ahora podemos jugar juntos!"- dijo Matheo sonriendo mientras le daba a su amigo un juguete nuevo.
Los padres y abuelos estaban muy orgullosos del gesto amable y generoso de Matheo. Sabían que habían criado a un niño amoroso y empático que siempre pensaba en los demás. La fiesta continuó hasta tarde en la noche, con risas, música y mucha diversión.
Y cuando llegó el momento del pastel, todos cantaron feliz cumpleaños mientras Matheo soplaba las velas. Fue una fiesta inolvidable para todos, pero sobre todo para Matheo, quien aprendió una lección importante: que la verdadera felicidad proviene de hacer felices a los demás también.
FIN.