El mensaje de las plantas


Había una vez una niña llamada Angela que vivía en un pequeño pueblo en el campo de Mendoza, Argentina. Angela era muy alegre y siempre encontraba la felicidad en las cosas más simples de la vida.

Pasaba mucho tiempo con su abuela, quien le enseñaba muchas cosas sobre la naturaleza y el valor de las tradiciones. La abuela de Angela era una mujer sabia y amorosa.

Le contaba historias sobre los antiguos árboles del bosque y cómo cuidarlos para mantener viva su magia. También le enseñaba a cultivar frutas y verduras en el jardín trasero, mostrándole lo importante que era respetar la tierra.

Un día, mientras Angela estaba jugando en el jardín, su abuela se sintió repentinamente enferma. Fue llevada al hospital con urgencia, pero lamentablemente no pudo recuperarse y finalmente partió hacia el cielo. Angela estaba devastada por la pérdida de su querida abuela.

Lloró durante días sin cesar, extrañando sus risas y sus dulces palabras de aliento. Pero entonces recordó todas las enseñanzas que su abuela le había transmitido. Decidió honrar a su abuela continuando con todo lo que había aprendido de ella.

Comenzó a cuidar aún más los árboles del bosque, regándolos todos los días para asegurarse de que estuvieran saludables y fuertes. Además, se aseguró de seguir cultivando frutas y verduras en el jardín trasero como solían hacerlo juntas.

Una tarde soleada mientras Angela estaba trabajando en el huerto, notó algo sorprendente: las plantas parecían más vibrantes y llenas de vida que nunca. Sus tomates estaban más rojos, sus zanahorias más grandes y sus manzanas tenían un brillo especial.

Angela se preguntaba qué podría haber causado este cambio tan maravilloso en su huerto. Entonces, levantó la vista al cielo y vio una hermosa nube en forma de abuela sonriente. Angela supo inmediatamente que era su abuela enviándole un mensaje desde el cielo.

"-¡Abuelita! ¡Estás aquí! ¿Eres tú quien hizo crecer todas estas plantas tan hermosas?" exclamó Angela emocionada. La nube en forma de abuela asintió con una sonrisa mientras el viento soplaba suavemente a través del jardín.

"-Mis enseñanzas siempre estarán contigo, querida Angela. Siempre te guiaré para que cuides de la naturaleza y sigas cultivando amor y respeto por todo lo que te rodea", dijo la abuela en voz baja pero clara.

Angela sintió una gran paz interior al escuchar esas palabras reconfortantes. Sabía que aunque su abuela ya no estaba físicamente presente, siempre estaría allí para cuidarla y guiarla desde el cielo. Desde ese día, Angela se convirtió en una defensora apasionada de la naturaleza.

Compartió las enseñanzas de su abuela con otros niños del pueblo, organizando talleres sobre cómo cuidar los árboles y cultivar alimentos saludables en casa. Con el tiempo, el pequeño pueblo floreció gracias a los esfuerzos de Angela y sus amigos.

Los árboles volvieron a ser fuertes y saludables, y los jardines estaban llenos de deliciosas frutas y verduras. Angela siempre recordó las palabras de su abuela y sabía que estaba cumpliendo con su legado.

Aunque extrañaba a su abuela todos los días, se sentía feliz al saber que tenía un ángel guardián en el cielo.

Y así, Angela continuó su vida, llevando consigo las enseñanzas de su abuela mientras compartía amor y cuidado por la naturaleza con todos aquellos que la rodeaban.

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