El mensaje de Luna



Había una vez en un país de fantasía llamado Faëria, una pequeña ada llamada Luna. Luna era una ada muy especial, con alas brillantes y cabello del color de la luna llena.

Desde pequeña había soñado con asistir a la prestigiosa Escuela de Magia de Faëria, donde los jóvenes aprendices de magos y brujas se preparaban para dominar sus habilidades mágicas. Un día, Luna recibió la noticia de que había sido aceptada en la Escuela de Magia.

Estaba emocionada por comenzar esta nueva aventura, pero al llegar a la escuela se dio cuenta de que no todos los estudiantes eran tan acogedores como ella esperaba.

Algunos se burlaban de sus alas brillantes y otros la miraban con desconfianza por ser diferente. Luna intentó hacer amigos y demostrar su valía mostrando sus habilidades mágicas, pero parecía que nada funcionaba. Se sentía sola y desanimada, pensando que tal vez no pertenecía a ese lugar.

Una tarde, mientras paseaba por los jardines de la escuela, Luna se encontró con una anciana sabia que vivía en el bosque cercano.

La anciana le dijo a Luna: "Pequeña ada, no debes tratar de cambiar quién eres para encajar en un lugar donde no te aceptan como eres. Tu luz es única y especial". Luna reflexionó sobre las palabras de la anciana y decidió seguir su consejo.

En vez de tratar de encajar a toda costa, comenzó a mostrar su verdadero yo sin miedo ni vergüenza. Comenzó a usar su magia para ayudar a sus compañeros sin esperar nada a cambio.

Poco a poco, los demás estudiantes comenzaron a ver lo valiosa que era Luna y cómo su luz podía iluminar incluso las sombras más oscuras. Pronto, Luna se ganó el respeto y la amistad de todos en la escuela.

Al final del año escolar, durante la ceremonia de clausura, el director anunció que Luna recibiría un premio especial por su valentía y bondad demostradas durante todo el año. Todos aplaudieron emocionados mientras Luna volaba al escenario para recibir su premio.

Desde ese día en adelante, Luna se convirtió en una inspiración para todos en Faëria, recordándoles que lo importante no es tratar de ser igual a los demás, sino brillar con luz propia y ser fiel a uno mismo sin importar las circunstancias.

Y así fue como la pequeña ada Luna enseñó una gran lección sobre aceptación e inclusión en la Escuela de Magia de Faëria.

FIN.

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