El mensaje del océano

Había una vez en un pequeño pueblo costero, un niño llamado Martín, que siempre se preguntaba qué había bajo el agua del mar.

Todos los días iba a la playa y se quedaba observando el agua cristalina, imaginando qué secretos se escondían en su interior. Un día, mientras caminaba por la orilla, Martín vio algo brillante en el fondo del mar. Se quitó los zapatos y empezó a caminar lentamente hacia el agua.

Con cada paso que daba, el agua le llegaba un poco más arriba de los tobillos, hasta que finalmente sintió algo suave y resbaladizo bajo sus pies. - ¡Wow! ¿Qué será esto que estoy tocando con mis pies? -exclamó Martín emocionado.

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Martín se agachó y comenzó a hurgar con las manos en la arena para descubrir qué era aquello. Para su sorpresa, sacó a la superficie una hermosa almeja de colores brillantes.

- ¡Mira mamá! ¡Encontré esta almeja tan linda debajo del agua! -gritó Martín corriendo hacia su madre que estaba tomando sol en la playa. - ¡Qué bonita es! Parece un tesoro escondido en el mar -dijo su mamá admirando la almeja.

Desde ese día, Martín decidió explorar más a fondo lo que había bajo el agua. Se convirtió en todo un experto buceador improvisado, investigando cada rincón del mar y descubriendo tesoros ocultos como peces coloridos, algas ondulantes y simpáticos cangrejos.

Una tarde, mientras buceaba cerca de unas rocas, Martín encontró algo inesperado: una antigua botella de vidrio con un mensaje adentro.

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Con cuidado sacó el papel mojado de la botella y lo leyó en voz alta:"Quien encuentre este mensaje tendrá tres deseos concedidos si aprende a cuidar nuestro precioso océano" -leyó Martín emocionado. Martín guardó el mensaje en su bolsillo y salió corriendo hacia casa para contarle a su familia sobre su hallazgo.

Decidieron formar juntos un plan para proteger el mar y así poder hacer sus tres deseos realidad. Organizaron limpiezas periódicas de la playa junto a otros vecinos del pueblo, crearon carteles educativos sobre cómo conservar los ecosistemas marinos y promovieron campañas de reciclaje para mantener limpio el entorno costero.

Con el tiempo, gracias al esfuerzo conjunto de todos los habitantes del pueblo por cuidar el mar, las aguas se volvieron aún más cristalinas y rebosantes de vida.

Los peces nadaban felices entre las algas multicolores y las tortugas reposaban plácidamente bajo el sol brillante. Una mañana soleada, mientras buceaba junto a sus amigos cerca de la costa, Martín recordó aquel mensaje encontrado en la botella hace tanto tiempo atrás.

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Entonces cerró los ojos por unos instantes y pidiendo silenciosamente sus tres deseos:- Deseo que nuestros mares sigan siendo limpios y llenos de vida; deseo poder seguir explorando sus secretos toda mi vida; deseo compartir esta experiencia con todos aquellos que amen nuestro hermoso océano -susurró Martín al viento submarino.

De repente sintió una brisa fresca acariciándole el rostro como respuesta a sus deseos. Abrió los ojos lentamente y vio ante sí un mundo submarino lleno de magia donde todo era posible si se cuidaba con amor y respeto.

Y así fue como Martín aprendió que lo importante no solo era descubrir lo que hay bajo el agua sino también protegerlo para las generaciones futuras puedan disfrutarlo tanto como él lo hacía cada día.

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