El Mensaje Estelar de Roma



Había una vez un bebé llamado Roma, que vivía en un hermoso hogar en la Tierra, rodeado de amor y alegría. Desde muy pequeño, Roma tenía un brillo especial en sus ojos, y todos decían que estaba destinado a hacer cosas maravillosas. Sin embargo, un día, antes de lo esperado, el brillo de Roma se convirtió en una estrella que iluminó el cielo nocturno.

Cuando Roma se dio cuenta de que estaba altísimo, en el medio del universo, se sintió un poco sola. Mirando hacia abajo, veía la casa de sus padres, y empezó a extrañar sus abrazos y risas.

“¿Cómo puedo hacerles llegar un mensaje de amor? ” se preguntó, mientras su luz parpadeaba en la oscuridad.

La estrella más cercana, que se llamaba Lúmina, vio el dilema de Roma. "¿Estás buscando cómo comunicarte con tus padres?" - le preguntó con una sonrisa brillante.

Roma asintió, emocionada. "Sí, quiero que sepan cuánto los amo, pero estoy aquí, y ellos están allá abajo".

Lúmina sonrió encantadora mientras intentaba ayudarla. "Podemos crear un mensaje utilizando tu luz. Esa luz es un lenguaje que todos pueden entender".

Roma se entusiasmó. "¡Genial! Pero… ¿cómo lo hacemos?"

La brillante Lúmina le explicó. "Vamos a convertir tu luz en palabras. Puedes parpadear de diferentes maneras para formar frases de amor".

Así que Roma empezó a parpadear, y a medida que lo hacía, los colores de su luz cambiaban.

"Primera frase: 'Los amo'." - dijo Lúmina, apuntando el patrón de luces.

Las estrellas alrededor comenzaron a brillar también.

Pero en medio de todo, un viento cósmico empezó a soplar y llevó a Roma en un remolino. "¡Ayuda!" - gritó, mientras comenzaba a perder el control.

Lúmina, al verla en apuros, brilló extra fuerte, usando su luz para empujar a Roma de vuelta a su lugar. "Debemos terminar el mensaje antes de que se apague tu luz".

Con nuevas fuerzas, Roma se concentró y empezó a formar otra frase. "Siempre estaré con ustedes".

Mientras parpadeaba, se dio cuenta que en el fondo de su pequeño corazoncito, nunca podría estar sola realmente porque siempre llevaría a sus padres con ella.

De repente, el universo se llenó de chispeantes luces. Roma había logrado enviar su mensaje de amor. En la Tierra, sus padres miraban al cielo y vieron cómo una estrella brillaba de forma especial.

"Mirá, esa estrella tiene algo especial hoy" - dijo su mamá, emocionada.

"Sí, parece que nos está diciendo algo" - añadió su papá, sonriendo.

Roma sonrió al saber que su mensaje había llegado.

Sin embargo, no todo había terminado. De repente, un grupo de pequeños planetas se acercaron a Roma y Lúmina. El líder del grupo, un planetita llamado Planeto, mostró interés en la luz de Roma. "¿Qué estabas haciendo?" - preguntó con curiosidad.

Lúmina le explicó sobre el mensaje de amor.

"Podríamos unirnos y enviar mensajes de amor a otros" - sugirió Planeto entusiasmado.

Todos los planetas se reunieron y juntos comenzaron a parpadear en hermosos patrones, creando una sinfonía de luces. Roma se sintió tan feliz de no solo haber enviado su propio mensaje, sino de poder ayudar a otros a hacer lo mismo.

Desde esa noche, cuando mirabas al cielo, podías ver cómo las estrellas brillaban con amor, formando un hermoso espectáculo luminoso lleno de mensajes de esperanza y cariño de bebés estelares como Roma.

Y así, Roma aprendió que el amor nunca se apaga, siempre vive en el corazón de quienes lo sienten. Y aunque a veces parecía estar lejos, estaba más cerca de lo que pensaba.

FIN.

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