El miedo al baño frío


Había una vez un niño llamado Ahmed, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosas montañas. Ahmed era muy travieso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para divertirse.

Un día, Ahmed decidió tomar un baño con agua fría para refrescarse del calor del verano. Pero no se dio cuenta de que el agua estaba demasiado fría y, después de unos minutos, comenzó a sentirse mal. Se resfrió y tuvo fiebre durante varios días.

Ahmed estaba tan asustado por lo que le había sucedido que decidió no volver a bañarse nunca más en su vida. Pensaba que si evitaba el agua fría, nunca más se enfermaría.

Sin embargo, al pasar los días, Ahmed comenzó a darse cuenta de que no bañarse tenía consecuencias negativas. Su piel se volvía grasosa y sucia, y su cabello se veía desordenado todo el tiempo. Además, sus amigos empezaron a evitarlo porque olía mal.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Tomás y Sofía, Ahmed notó cómo ellos disfrutaban corriendo bajo una fuente de agua fresca. Parecían tan felices y limpios mientras saltaban entre las gotas refrescantes.

Intrigado por la diversión de sus amigos, Ahmed se acercó lentamente a la fuente y sintió cómo algunas gotas caían sobre su rostro caliente. Al principio tembló por el contacto con el agua fría, pero luego sintió una sensación refrescante recorrer todo su cuerpo.

Tomás lo miró sonriendo y dijo: "¡Vamos Ahmed! ¡Báñate con nosotros, es muy divertido!". Sofía asintió emocionada y agregó: "Además, el agua nos ayuda a mantenernos limpios y saludables". Ahmed estaba indeciso.

Por un lado, tenía miedo de volver a enfermarse, pero por otro lado, deseaba sentirse limpio y disfrutar de la diversión junto a sus amigos. Finalmente, decidió enfrentar su miedo y se sumergió en la fuente. Todos rieron mientras las gotas de agua saltaban alrededor de ellos.

Ahmed sintió una enorme alegría en su corazón y se dio cuenta de que había tomado la decisión correcta.

Desde ese día, Ahmed aprendió que bañarse no solo era importante para mantenerse limpio y saludable, sino también para disfrutar de momentos divertidos con sus amigos. Aprendió que no debía dejar que el miedo lo detuviera en su búsqueda de aventuras.

Y así fue como Ahmed dejó atrás sus preocupaciones sobre el agua fría y comenzó a disfrutar cada día al máximo. Siempre recordaría esa lección valiosa: nunca permitas que tus miedos te impidan vivir plenamente. Y colorín colorado, esta historia llena de enseñanzas ha terminado.

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