El miedo de Dogy a la oscuridad



Dogy era un perro muy querido en su barrio. Todos los vecinos lo saludaban y le acariciaban el lomo cuando lo veían paseando con su dueño, Tomás.

Dogy era un perro valiente y siempre estaba dispuesto a proteger a sus amigos de cualquier peligro. Pero una noche, algo extraño sucedió. Dogy se despertó de repente y comenzó a temblar de miedo.

No había nada fuera de lo común en la habitación, pero el perro no podía dejar de sentirse asustado. Se levantó y salió corriendo hacia la puerta para buscar ayuda. "¿Qué pasa, Dogy?"- preguntó Tomás al verlo tan nervioso.

Dogy no podía hablar, pero miraba fijamente hacia la oscuridad del pasillo con los ojos llenos de terror. "No te preocupes, amigo"- dijo Tomás tratando de calmarlo "no hay nada que temer aquí". Pero aunque Tomás intentaba tranquilizarlo, Dogy seguía temblando sin control.

La oscuridad parecía estar devorándolo todo y él no podía hacer nada para evitarlo. "¿Cómo puedo ayudarte?"- preguntó Tomás desesperado al ver que su amigo no dejaba de temblar.

Fue entonces cuando se le ocurrió una idea: encender las luces del pasillo para iluminar el camino hacia la habitación donde dormían juntos. Y así fue como Dogy venció su miedo a la oscuridad esa noche: con la ayuda incondicional de su dueño y unas cuantas luces encendidas estratégicamente colocadas por toda la casa.

A partir de ese día, Dogy aprendió que no tenía que tener miedo de la oscuridad. Siempre habría alguien cerca para ayudarlo a iluminar su camino. Con el tiempo, Dogy se convirtió en un perro aún más valiente y seguro de sí mismo.

Ya no temía a la oscuridad ni a nada más porque sabía que siempre podría contar con la ayuda y el amor de sus amigos y familiares.

Y así vivió feliz para siempre, protegiendo y cuidando a todos los que lo rodeaban.

FIN.

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