El miedo de Lautaro


Un día, mientras jugaban en el parque, Lautaro se encontró con un perro callejero. El niño no pudo resistirse y corrió hacia él para acariciarlo. Bianca intentó detenerlo, pero ya era tarde: el perro lo mordió.

-¡Lauti! ¿Estás bien? -preguntó ella preocupada. -Auch, me duele mucho -respondió él llorando. Bianca llevó a su hermano al hospital y allí le pusieron una vacuna contra la rabia.

A partir de ese momento, Lautaro empezó a tener miedo de los perros y evitaba jugar cerca de ellos. Bianca notó que su hermanito estaba triste y decidió hacer algo al respecto. Un día, le regaló un libro sobre perros y juntos aprendieron todo sobre sus diferentes razas y personalidades.

También le enseñó cómo interactuar con ellos de forma segura. Poco a poco, Lautaro fue recuperando su amor por los animales y volvió a disfrutar del parque sin temor alguno. Incluso adoptaron un perrito juntos llamado Rocky.

Años después, cuando Lautaro se convirtió en adolescente, recordaba con cariño aquellos momentos junto a su hermana mayor. Agradecía que ella siempre estuviera ahí para guiarlo por el camino correcto.

La historia de Lautaro nos enseña que incluso cuando cometemos errores o pasamos por situaciones difíciles, siempre podemos contar con alguien cercano para ayudarnos a superarlas. Además, nos muestra la importancia de aprender sobre las cosas que nos dan miedo para poder enfrentarlas mejor en el futuro.

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