El miedo de Sebastián
Había una vez un niño llamado Sebastián que estaba a punto de cumplir 6 años. Sin embargo, en lugar de estar emocionado por su cumpleaños, tenía miedo.
Tenía miedo de crecer, de hacerse mayor y enfrentarse a nuevos desafíos. Sebastián vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosas montañas y árboles frondosos. Allí, tenía muchos amigos con quienes jugaba todos los días. Uno de sus mejores amigos era Martín, un niño curioso y aventurero.
Un día soleado, Sebastián decidió contarle a Martín sobre su miedo a cumplir 6 años. Martín lo escuchó atentamente y luego le dijo: "Sabes Sebastián, cumplir años es algo maravilloso. Cada año que pasa nos trae nuevas experiencias y aprendizajes".
Sebastián se quedó pensativo por un momento antes de responder: "Pero tengo miedo de no ser tan feliz como ahora cuando sea mayor". Martín sonrió y le respondió: "La felicidad no tiene edad, Sebastián.
Siempre puedes encontrar cosas que te hagan feliz sin importar cuántos años tengas". Inspirado por las palabras de su amigo, Sebastián decidió enfrentar su miedo y aprovechar al máximo el último día como niño de 5 años.
Juntos fueron al parque a jugar en los columpios y se divirtieron mucho. De repente, mientras estaban jugando en el parque, vieron a una niña llorando cerca del tobogán. Se acercaron para ver qué pasaba y descubrieron que se había lastimado la rodilla.
Sebastián y Martín se miraron, sabiendo que tenían que ayudarla. Sebastián recordó que su mamá siempre llevaba un botiquín de primeros auxilios en su mochila, así que corrió a buscarlo y le curó la herida a la niña.
La niña sonrió y les dijo: "¡Gracias por ayudarme! Me llamo Camila, ¿puedo jugar con ustedes?"Desde ese día, Sebastián, Martín y Camila se convirtieron en los mejores amigos. Juntos exploraron el pueblo, subieron las montañas más altas y descubrieron nuevos lugares emocionantes.
A medida que pasaba el tiempo, Sebastián comenzó a comprender lo especial que era crecer. Descubrió nuevas alegrías en cada etapa de su vida.
Aprendió a andar en bicicleta sin rueditas de apoyo, hizo nuevos amigos en la escuela primaria y disfrutó de las actividades escolares. Un día, cuando ya tenía 7 años cumplidos, Sebastián se sentó junto al río con sus amigos Martín y Camila.
Mirando el agua cristalina reflejada bajo el sol brillante, Sebastián suspiró y dijo: "Saben chicos, estoy muy feliz de haberme enfrentado a mi miedo". Martín asintió con una sonrisa mientras decía: "Y nosotros estamos felices de haberte acompañado en este viaje".
Desde aquel día en adelante, Sebastián entendió que no había nada malo en crecer. Cada año traía consigo nuevas aventuras y oportunidades para ser feliz.
Y así fue como Sebastián aprendió que no hay que tener miedo de cumplir años, porque cada etapa de la vida trae consigo alegrías, amigos y cambios emocionantes.
FIN.