El miedo se desvanece


Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos árboles y plantas. Aunque era muy feliz, había algo que siempre lo preocupaba: el miedo a la oscuridad.

Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, Mateo sentía un escalofrío recorrer su cuerpo. Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, encontró un extraño objeto brillante entre las hojas.

¡Era una moneda de oro! Mateo se emocionó al pensar en todas las cosas maravillosas que podría comprar con ese dinero. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de guardarla en su bolsillo, escuchó una voz susurrando desde detrás del árbol más grande del bosque.

"¡Espera! ¿Qué harías si te dijera que puedo ayudarte a superar tu miedo a la oscuridad?"- dijo la misteriosa voz. Mateo miró hacia atrás y vio a una planta parlante llamada Plín-plán. "¿Cómo puedes ayudarme?"-, preguntó intrigado el niño.

Plín-plán explicó que tenía poderes especiales y podía transformarse en cualquier cosa para protegerlo del miedo. Pero había una condición: Mateo debía llevarlo a su casa y cuidarlo como si fuera parte de su familia.

Mateo aceptó encantado y llevó a Plín-plán a su hogar.

Desde ese día, cada noche antes de acostarse, Plín-plán se convertía en diferentes objetos para distraer al miedo: un farol brillante para iluminar la habitación o incluso un perro guardián imaginario para protegerlo de las sombras. Con el tiempo, Mateo comenzó a sentirse más valiente y seguro. Ya no temía la oscuridad como antes. Plín-plán se convirtió en su mejor amigo y juntos vivieron muchas aventuras.

Un día, Mateo decidió llevar a Plín-plán al bosque para mostrarle lo agradecido que estaba por todo lo que había hecho por él.

Pero cuando llegaron al lugar donde se habían conocido, encontraron un cartel que decía: "¡Recompensa! ¡Se busca planta parlante!"Mateo se sorprendió y rápidamente entendió que Plín-plán era buscado por alguien más. Decidieron esconderse entre los árboles hasta encontrar una solución. Fue entonces cuando escucharon voces acercándose.

Eran unos hombres malvados que querían capturar a Plín-plán para venderlo al mejor postor. Mateo sabía que tenía que hacer algo rápido. Sin pensarlo dos veces, Mateo agarró una rama del árbol más alto y comenzó a balancearse de un lado a otro como Tarzán.

Los hombres quedaron perplejos ante la audacia del niño y huyeron despavoridos. Mateo y Plín-plán celebraron su victoria mientras regresaban a casa riendo y felices.

A partir de ese día, el pueblo entero supo sobre la valentía de Mateo y cómo su amistad con Plín-plán le había dado fuerzas para enfrentar sus miedos.

Y así, gracias al valor de Mateo y la ayuda incondicional de Plín-plan, el niño aprendió que nunca debe subestimar su propia valentía y que siempre hay alguien o algo dispuesto a ayudarlo en los momentos más difíciles. Juntos, lograron superar el miedo y vivir una vida llena de aventuras y felicidad.

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