El milagro de la lluvia en Huachana




Huachana era un hermoso pueblo en medio de las montañas, donde el sol brillaba con fuerza y la tierra siempre estaba sedienta. En ese pueblo vivía una joven llamada María, quien era devota de la Virgen de Huachana.

Un año, una intensa sequía azotó la región, secando los campos y agotando las esperanzas de los habitantes. María, junto con los pobladores, se reunía todas las semanas para rezar y pedirle a la virgen que enviara la tan ansiada lluvia.

Pasaron los días y las noches, pero el cielo permanecía despejado y sin nubes. "¿Cuándo llegará la lluvia, mamá?", preguntaba María cada vez que miraba al cielo sin rastro de nubes.

Un día, un anciano sabio del pueblo sugirió que todos juntos hicieran una ofrenda a la Virgen de Huachana, con la esperanza de que su bondad y misericordia pudieran traer la lluvia.

María y los demás pobladores se unieron para recolectar frutos, flores y semillas, y los llevaron al santuario de la virgen, donde los ofrecieron con devoción. Esa misma noche, mientras todos descansaban, se escucharon truenos lejanos y gotas de agua repiquetearon suavemente en los techos de las casas.

La lluvia había llegado finalmente a Huachana, transformando la tierra reseca en un vergel de vida y esperanza. María, emocionada y agradecida, corrió al santuario de la virgen para brindarle su más sincero agradecimiento.

Desde aquel día, la comunidad de Huachana siguió cuidando y venerando la tierra, conscientes del milagro que habían presenciado y agradecidos por la bondad de la Virgen de Huachana.

FIN.

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