El milagro de Sebastián y la Virgen del Rosario




Había una vez un niño llamado Sebastián. Era muy desobediente con sus padres y maestros, y a menudo ignoraba sus consejos. Por otro lado, su amigo Juan era muy devoto a la Virgen del Rosario.

Siempre le rezaba antes de dormir, y siempre trataba de convencer a Sebastián para que también lo hiciera, pero este nunca le hacía caso. Una noche, cansado después de un largo día de travesuras, Sebastián se acostó sin rezar, ignorando los consejos de Juan.

Esa noche, la Virgen del Rosario se le apareció en sueños a Sebastián y le dijo: - Sebastián, hijo mío, tienes que aprender a ser obediente y respetuoso con tus padres y maestros.

Tu conducta irrespetuosa lastima sus corazones y entristece el mío. Sebastián se despertó sobresaltado y asustado por la experiencia. Al día siguiente, recordando el sueño, decidió cambiar su actitud. Comenzó a escuchar a sus padres y maestros, a mostrarles respeto y a obedecer sus consejos.

Pronto notó cómo su relación con ellos mejoraba, y su vida se volvió más armoniosa. También se acercó a Juan, quien estaba feliz de ver el cambio en su amigo. Juntos, ambos niños comenzaron a hacer buenas obras en su comunidad.

Con el tiempo, la actitud de Sebastián inspiró a otros niños a seguir su ejemplo, creando un ambiente más amoroso y respetuoso en su escuela y su vecindario.

La Virgen del Rosario sonreía al ver la transformación de Sebastián, orgullosa de su hijo, porque había aprendido a ser un niño bondadoso y considerado. Desde ese día, Sebastián rezaba todas las noches, agradeciendo a la Virgen del Rosario por guiarlo hacia el buen camino.

FIN.

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