El milagro del cañón de la Calle 13



En la Calle 13, con una avenida llena de colores y risas, había un cañón que siempre estaba repleto de desechos. La gente pasaba sin mirar y arrojaba allí su basura y residuos. Pero había un pequeño héroe llamado Julián que tenía un gran sueño: transformar ese cañón en un lugar bello donde todos pudieran jugar y disfrutar.

Un día, mientras recogía su pelota de fútbol, vio cómo unos chicos arrojaban envoltorios y botellas de plástico al cañón. "¡Hey! ¿No creen que eso no está bien?"- les dijo Julián.

Los chicos, sorprendidos, se detuvieron. "¿Y qué tiene de malo? Es solo basura"-, respondió uno.

Julián se armó de valor. "Es más que eso. Si todos entendemos que los residuos pueden dañar nuestro entorno, podríamos hacer algo impresionante. ¡Imaginemos que este cañón se convierte en un parque!"-

Los chicos comenzaron a reírse. "¿Un parque aquí? ¡Es imposible!"- dijo una niña con rulos.

Pero Julián no se rindió. "Si juntamos todo esto, podemos hacer un hermoso jardín. ¡Y podríamos plantar flores y árboles!"-

Un chico mayor, al escuchar a Julián, se acercó. "Yo puedo traer una pala... y algunas semillas. Tal vez... tal vez podríamos intentarlo"- dijo pensativo.

Y así, Julián y los chicos comenzaron a trabajar. Unieron fuerzas, trajeron herramientas, y cada tarde se juntaban después de la escuela, dejaron de lado los residuos y comenzaron a plantar. Al principio todo parecía un sueño lejano, pero a medida que pasaban los días, el cañón comenzó a transformarse.

Las primeras flores brotaron. "¡Miren lo que hicimos!"- exclamó Julián con una gran sonrisa.

El lugar comenzó a atraer a otros chicos del barrio. "¡Vamos a ayudarlos!"- gritó una niña rubia mientras corría hacia ellos con una bolsa de compost.

El cañón, que antes era un basurero, se convirtió en un refugio de amistad y alegría. Risas llenaban el aire mientras los chicos jugaban en su parque.

Un día, mientras admiraban el increíble lugar que habían creado, se acercó una anciana del barrio. "Chicos, esto es un regalo para todos nosotros. Ustedes hicieron magia con sus manos y corazones"- les dijo.

Julián, mirando a sus amigos, supo que no solo habían transformado un cañón, sino que habían creado un lugar donde la alegría y el cuidado del medio ambiente se unían.

La anciana les dio una idea: "¿Por qué no celebramos el día de la limpieza? Invitemos a todos del barrio a cuidarlo"-.

Y así, decidieron que todos los meses tendrían un día especial para limpiar y plantar, y nunca más dejarían que el cañón volviera a ser un lugar triste.

Desde entonces, en la Calle 13, no solo había un hermoso parque, sino que también un compromiso: todos cuidaban del cañón con amor. Julián sonrió, sabiendo que pequeños esfuerzos podían hacer grandes cambios. Y así, un cañón olvidado se convirtió en un jardín de esperanza, donde cada flor recordaba que la unión hace la fuerza.

FIN.

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