El Misterio de Carura



En un pequeño pueblo llamado Carura, donde los árboles susurraban secretos al viento, una mujer llamada Clara conoció a un hombre encantador llamado Tomás. Desde el primer instante, ella se sintió atraída por su risa y su energía. Con el tiempo, su amor floreció y decidieron casarse. Todo parecía perfecto y Clara era muy feliz.

Pasaron los años y Tomás comenzaba a salir a trabajar durante largas semanas. Cada vez que regresaba a casa, traía consigo un cargamento de víveres frescos que llenaban la despensa de Clara. Ella siempre le preguntaba sobre su trabajo.

"¿Qué hacés, Tomás, que demorás tanto?" - preguntó Clara un día, curiosa.

"Es un secreto, amor. Te prometo que algún día te lo contaré" - respondió Tomás con una sonrisa enigmática.

Pero la curiosidad de Clara crecía día a día. Una mañana, decidida a descubrir la verdad, decidió seguir a Tomás. Cuando él salió de casa, se escondió detrás de los arbustos mientras él caminaba hacia el bosque.

Tras un rato de andar, Clara vio cómo Tomás se detenía en un claro y comenzó a temblar. Clara no podía creer lo que sus ojos veían: ¡Tomás se estaba convirtiendo en un lagarto! Asombrada, se cubrió la boca para no gritar. El lagarto fue entrando en un hueco en el tronco de un viejo árbol, y de él no volvió a salir.

Desconcertada, Clara se quedó inmóvil por un momento. Pero su amor por Tomás era más fuerte que el miedo y, después de un rato, se acercó al árbol.

"Tomás, soy yo, Clara. ¿Dónde estás?" - llamó, con el corazón palpitante.

En un instante, apareció una pequeña figura del suelo: un lagarto verde que parecía mirar a Clara con sus grandes ojos. Sin embargo, no era solo un lagarto; era Tomás.

"Clara, lo que ves es la parte de mí que había mantenido oculta. Necesito hacer este viaje para ayudar a otros seres como yo en el bosque" - dijo Tomás en un susurro, que Clara pudo sentir en su corazón.

Clara, aunque sorprendida, entendió que su amor debía apoyarlo y eso no significaba perderlo.

"¿Y si necesitas ayuda? Quiero estar a tu lado" - le dijo, decidida.

Tomás, con el brillo de sus ojos reptilianos, sonrió y contestó: "¡Eso sería maravilloso! Podemos explorar juntos este nuevo mundo. Pero primero, tengo que enseñarte todos los secretos de la naturaleza".

Así, Clara se unió a Tomás en sus aventuras. Juntos visitaron los mejores lugares del bosque, aprendiendo sobre plantas, animales y el equilibrio del ecosistema. Descubrieron un mundo lleno de maravillas, donde los árboles hablaban y los ríos cantaban.

Los días pasaron y una tarde, mientras disfrutaban de un hermoso atardecer, Clara le dijo: "Nunca imaginé que mi vida daría un giro tan especial. ¿Siempre has estado haciendo esto?".

"Desde siempre, pero nunca pensé que encontraría a alguien como vos que podría entenderlo todo" - respondió Tomás, ahora más humano que nunca.

Juntos continuaron su viaje, ayudando a criaturas del bosque y enseñando a los niños del pueblo sobre la importancia de cuidar la naturaleza y respetar a cada ser viviente.

Clara comprendió que amando a Tomás y aceptando su doble vida, no solo encontró un compañero, sino un propósito: preservar la belleza de su hogar y enseñar a los demás sobre el amor y el respeto hacia el entorno.

Y así, aunque Tomás nunca volvió a ser completamente humano, Clara nunca dejó de ser su esposa y mejor amiga. Juntos, formaron un equipo inseparable, recordando a todos en Carura que la verdadera magia de la vida está en la aceptación, el amor y la naturaleza.

Fin.

FIN.

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