El misterio de la amistad verdadera
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos inseparables llamados Julio y Alex. Juntos pasaban sus días jugando y explorando cada rincón del lugar.
Siempre se divertían y se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían. Sin embargo, había un niño llamado Martín que sentía una profunda envidia hacia Julio. No soportaba ver cómo Julio era el centro de atención debido a su inteligencia y habilidades deportivas.
Martín deseaba ser como él y eso le generaba mucha frustración. Un día, durante la clase de educación física, los niños estaban jugando al fútbol. Julio destacaba por su talento para el deporte, mientras que Martín no lograba hacerlo bien.
Lleno de rabia e impotencia, Martín decidió hacer algo malintencionado. Martín esperó a que todos estuvieran distraídos y escondió la pelota detrás del arco rival sin que nadie lo viera.
Cuando empezaron a jugar nuevamente, todos buscaban la pelota desesperadamente pero no podían encontrarla por ningún lado. "¡Chicos! ¡La pelota ha desaparecido!"- exclamó el profesor preocupado. Julio sabía que algo extraño estaba pasando porque conocía muy bien a Martín y sabía de su envidia hacia él.
Decidió investigar por sí mismo para resolver el misterio. Mientras caminaba cerca del arco donde había sido escondida la pelota, Julio encontró unas huellas sospechosas en el césped. Siguiendo las pisadas llegó hasta un arbusto donde descubrió la pelota oculta entre las ramas.
"¡Aquí está la pelota!"- gritó Julio emocionado. Todos los niños se acercaron y el profesor agradeció a Julio por haber encontrado la pelota. Martín, sintiéndose atrapado, no pudo evitar sentirse avergonzado por su mal comportamiento.
Julio decidió enfrentar la situación de manera amigable y comprensiva. Se acercó a Martín y le dijo:"Martín, sé que te sientes envidioso de mí, pero eso no es necesario. Todos tenemos habilidades diferentes y eso nos hace únicos.
En lugar de sentir envidia, podríamos aprender unos de otros y ser mejores amigos". Martín quedó sorprendido por las palabras de Julio. Nunca había pensado en esa posibilidad antes. "Tienes razón, Julio.
Me he dejado llevar por los celos y me equivoqué al hacer algo tan malo como esconder la pelota", admitió Martín con sinceridad.
A partir de ese momento, los tres niños decidieron dejar atrás la envidia y trabajar juntos para construir una amistad sólida basada en el respeto mutuo y el apoyo incondicional. Con el tiempo, Martín descubrió sus propias habilidades artísticas y comenzó a expresarse a través del dibujo. Julio lo animaba constantemente y Alex también se unía a ellos para crear proyectos divertidos juntos.
El pueblo entero admiraba la amistad que habían logrado estos tres amigos tan diferentes entre sí pero unidos por su amor hacia el otro.
Aprendieron que cada uno tiene talentos especiales que pueden compartir con los demás sin necesidad de sentir celos o envidia. Y así, Julio, Alex y Martín vivieron muchas aventuras juntos, recordando siempre que la verdadera amistad está basada en el respeto, la empatía y la aceptación de las diferencias.
FIN.