El Misterio de la Biblioteca
Era un día soleado en la Escuela Primaria Rincón del Saber. Todos los chicos estaban emocionados porque habrían de llevar a cabo una actividad especial en la biblioteca. Sin embargo, cuando llegaron, encontraron algo terrible: ¡el gran libro de cuentos de la biblioteca había desaparecido!
La directora, la señora Elena, estaba muy preocupada. "No podemos dejar que esto arruine nuestra actividad. ¡El libro es muy importante!" - dijo con una voz temblorosa. Los alumnos comenzaron a murmurar entre ellos, mientras que el portero, don Miguel, se acercó para escuchar.
"¿Qué pasó, señora directora?" - preguntó don Miguel, con su gorra arrugada y una escoba en mano. La directora le explicó lo sucedido, y él se quedó pensativo.
"Quizás podamos averiguarlo juntos. Podría ser un pequeño misterio que resolver, ¿no creen chicos?" - sugirió don Miguel, emocionándose por la idea de un desafío.
Las dos maestras que estaban a cargo de la biblioteca, la señorita Mirta y la señorita Sofía, se unieron a la conversación. "Nosotros también queremos ayudar a resolver el misterio, ¿verdad?" - dijo la señorita Mirta, que siempre estaba lista para una nueva aventura.
"Sí, por supuesto" - añadió la señorita Sofía, entusiasmada. "Comencemos a reunir pistas para encontrar al ladrón del libro."
Y así, Don Miguel, la señora Elena, y las maestras Formaron un equipo de detectives. Cada uno tenía su propia teoría sobre quién podría haber llevado el libro.
Don Miguel decía: "Puede que los chicos hayan hecho más ruido del que pensaban. Quizá una de las maestras dejó el libro en el patio por accidente. Somoñó que lo habían llevado a un rincón sin saberlo".
La señora Elena se rascó la cabeza y replicó: "Pero en mi último chequeo, estaba en la estantería. Estoy casi segura de ello".
"Ese es un buen punto, pero no podemos descartar ninguna posibilidad, incluyo a los ingeniosos alumnos" - comentó la señorita Sofía. "Vamos a preguntarles a todos si vieron algo raro o aprendieron de los libros durante el recreo".
Comenzaron a interrogar a cada uno de los estudiantes que habían estado en la biblioteca. Pero todos se veían tan curiosos como preocupados. "No lo hemos visto, seño", respondían unos. "No somos ladrones"- decían otros, mientras miraban a sus compañeros con cara de inocentes.
El equipo decidió revisar las huellas en el piso y los libros desordenados. La atención de todos los presentes pronto se focalizó en un par de huellas pequeñas cerca de la ventana. Don Miguel se agachó y las examinó. "¡Estas son de un zapato de niños!" - declaró entusiasmado. "Podrían ser de quienes estaban jugando en la hora de lectura en el patio. Echemos un vistazo".
Los cuatro empezaron a investigar por el patio y se toparon con Nicolás, un niño que estaba escondido detrás de una de las jardineras. "¡Hola, Nicolás! ¿No estabas en la clase de la biblioteca?" - le preguntó la señora Elena, interesándose por su presencia en ese lugar.
"No, estaba buscando una sombrilla porque se me perdió" - contestó el niño, algo nervioso.
"Pero se ve que has traído algo en las manos. Carece de un libro ¿verdad?" - siguió investigando doña Elena.
El pequeño miró hacia su mano, donde había un pequeño cuento de dibujos. "Lo encontré cerca de la biblioteca, no tiene nada que ver con el libro grande“, explicó, mientras los otros lo miraban esperanzados.
Fue entonces que don Miguel tuvo una idea brillante. "Si Nicolás lo encontró aquí, significa que el libro se puede estar escondido muy cerca. Busquemos "
El grupo volvió rápido hacia adentro, y comenzaron a buscar en todos los rincones. La búsqueda fue feroz y divertida, hasta que un ruido extraño emergió de un rincón oscuro de la biblioteca, un rincón que nunca se utilizaba.
Al acercarse, encontraron varios libros apilados. "¡Miren!" - gritó la señorita Mirta. "Creo que encontramos algo".
Al mover los libros, descubrieron que debajo del montón estaba el gran libro de cuentos, cubierto de polvo. "¡Hurra!" - exclamó la señora Elena, que respiró aliviada.
"Pero, ¿quién lo trajo aquí?" - inquirió la señorita Sofía. Don Miguel, que había estado observando, recordó algo. "Es que un par de días atrás vi a un grupo de chicos reconstruyendo una especie de fuerte para leer en el patio. Si lo llevaron para ahí, podría haberse perdido en la mudanza dentro de la biblioteca."
Todos estaban tan alegres de haber resuelto el misterio. "Nosotros mismos hicimos un buen trabajo como detectives.¡Y el libro está aquí!" - dijo la señora Elena, acercándose para abrazar a cada uno de los miembros del equipo que laburó denodadamente.
"Y ahora, ¡a leer!" - entusiasmaron todos los alumnos al unísono. Fue un final feliz y educativo, donde el verdadero ladrón había sido la falta de costumbre para guardar el salón en su lugar y que uno siempre puede aprender juicio en equipo.
Así fue como, la Biblioteca Rincón del Saber, no solo recuperó el gran libro de cuentos, sino que también fortaleció su espíritu de compañerismo. Desde aquel día, los chicos aprendieron la importancia de cuidar y proteger los espacios compartidos. Estaban emocionados por leer las historias maravillosas cada semana, sin perder de vista la responsabilidad que tenían sobre sus pertenencias y las de los demás.
FIN.