El Misterio de la Biblioteca Abandonada
Había una vez un pueblo pequeño y tranquilo llamado Valle Claro, donde todos los días parecían iguales. Pero, en el centro del pueblo, se encontraba una biblioteca abandonada, cubierta de enredaderas y con las ventanas cubiertas de polvo. Nadie se atrevía a entrar, ya que se decía que estaba maldita. Sin embargo, un joven llamado Tomás era muy curioso y siempre se preguntaba qué misterios escondería aquel lugar.
Un día, mientras paseaba por el pueblo, escuchó a unos chicos mayores contar historias sobre la biblioteca.
"Dicen que dentro de la biblioteca hay un libro mágico que concede deseos, pero también que está custodiado por un fantasma aterrador", dijo uno de ellos, mientras los demás reían.
"Nunca lo van a encontrar, ni siquiera se atreven a entrar", agregó otro.
Tomás, con sus ojos brillando de curiosidad, decidió que había llegado el momento de averiguar la verdad.
Con un corazón lleno de valentía, se acercó a la biblioteca. La puerta estaba entreabierta, como si invitara a que alguien entrara.
"Si encuentro ese libro, no solo haré un deseo, sino que demostraré que no hay que tener miedo al desconocido".
Al entrar, se encontró con estanterías cubiertas de polvo y telarañas. Las luces apenas iluminaban el lugar, pero Tomás no se detuvo. Recorría los pasillos murmullando para sí mismo.
- "¿Dónde estará ese libro mágico?"
"No tiene por qué haber un fantasma, todo es una historia para asustar a los chicos".
De repente, un ruido sordo resonó en la biblioteca, como un fuerte golpe. Tomás se detuvo en seco.
- "¿Hay alguien ahí?" preguntó, intentando sonar valiente.
No hubo respuesta. Sin embargo, su curiosidad lo llevó a investigar. Avanzó hasta el fondo de la biblioteca, donde encontró una puerta vieja y chirriante. La empujó con cuidado, y al abrirla, quedó boquiabierto. Allí, en una habitación oscura, había una mesa con un gran libro abierto, iluminado por una luz tenue.
- "Este debe ser el libro mágico", pensó Tomás, acercándose lentamente.
Pero antes de que pudiera tocarlo, una sombra emergió del rincón de la habitación. Tomás sintió un escalofrío recorrer su espalda.
- "¿Quién osa perturbar mi sueño?" dijo una voz profunda.
Tomás, asustado, se dio vuelta y vio a un fantasma con aspecto triste, más que aterrador.
- "No tengo intención de hacerte daño. Solo quería encontrar el libro mágico".
La sombra se acercó un poco más.
"¿Por qué quieres ese libro? La gente solo viene aquí a pedir deseos y nunca se detienen a escucharme".
Tomás sintió que su miedo se desvanecía un poco.
- "Yo solo quería saber sobre el libro y los secretos de esta biblioteca. Que me cuentes tu historia".
El fantasma, sorprendido, contestó:
"¿En serio? Nadie ha tenido interés en mí durante tantos años. Estoy aquí para guardar este libro que encierra los sueños de aquellos que alguna vez lo utilizaron para pedir deseos. Todos deseaban cosas que ya tenían o que no valoraban".
Tomás comenzó a entender.
- "Entonces, ¿tú no eres un maldito, sino un guardián?". El fantasma asintió lentamente.
"Así es. Pero me siento solo, ya que nadie se acuerda de mí..."
- "Yo podría ser tu amigo", dijo Tomás de repente, asombrándose a sí mismo.
El fantasma se iluminó con una sonrisa triste.
En ese momento, Tomás comprendió que la verdadera magia no estaba en el libro, sino en la amistad. Pasaron horas hablando, y el fantasma le contó sobre los antiguos habitantes del pueblo y sus historias interesantes.
- "¿Te gustaría que la biblioteca volviera a estar viva?" preguntó Tomás.
"Eso sería maravilloso, pero no sé cómo hacerlo" respondió el fantasma con un suspiro.
Tomás tuvo una idea.
- "Podríamos invitar a los niños del pueblo a volver a leer aquí, a hacer actividades, a descubrir este lugar. Así, recordarían la magia de la lectura y de compartir historias".
El fantasma sonrió por primera vez.
"Nunca había pensado en eso".
- "¿Me ayudarías a contarles?"
"Por supuesto, pero necesitaré un poco de ayuda mágica".
Ambos se pusieron a trabajar en su plan. Unos días después, Tomás organizó un gran evento en el pueblo. Los niños, al enterarse de la biblioteca y su nuevo amigo, se llenaron de entusiasmo.
- "Vamos a conocer al fantasma que vive en la biblioteca" gritaron con alegría.
Cuando llegaron, la alegría fue abrumadora. Tomás presentó al fantasma y todos escucharon con atención las historias que contaba.
- "Esta biblioteca tiene magia, no solo en sus libros, sino también en la amistad y el compartir".
Desde aquel día, la biblioteca dejó de estar abandonada y se convirtió en un lugar lleno de vida y risa. Tomás y su nuevo amigo fantasma se volvieron inseparables, y juntos mostraron a todos la importancia de la curiosidad, la amistad y el valor de las historias que viven en los libros.
FIN.