El misterio de la cabaña encantada
Había una vez tres amigos llamados Clara, Martín y Juan que decidieron ir de campamento a un bosque misterioso. Al llegar, encontraron una cabaña abandonada en medio del bosque y decidieron instalarse allí por la noche.
Lo que no sabían era que esa cabaña tenía fama de estar embrujada. -¡Qué emocionante aventura! -exclamó Clara mientras encendían una fogata afuera de la cabaña. -¡Sí, va a ser genial pasar la noche aquí! -dijo Martín entusiasmado.
Pero conforme caía la noche, comenzaron a escuchar ruidos extraños provenientes del interior de la cabaña. Pasos, susurros y golpes resonaban en las paredes haciendo que los tres amigos se sintieran cada vez más nerviosos. -¿Escucharon eso? -susurró Juan con voz temblorosa.
-Sí, creo que deberíamos irnos de aquí -dijo Clara, preocupada. Pero antes de que pudieran levantarse para salir corriendo, las puertas de la cabaña se cerraron violentamente frente a ellos. Estaban atrapados dentro sin poder salir.
-¡Esto es terrible! ¿Qué vamos a hacer? -preguntó Martín angustiado. De repente, una luz brillante iluminó el centro de la habitación revelando las sombras de tres figuras fantasmales. Los amigos se abrazaron asustados mientras las figuras se acercaban lentamente hacia ellos.
Pero para sorpresa de todos, las figuras no parecían querer hacerles daño; al contrario, les entregaron tres llaves doradas y desaparecieron en el aire. -¿Qué creen que signifiquen estas llaves? -preguntó Clara intrigada.
-No lo sé, pero tal vez abran alguna puerta dentro de esta cabaña -sugirió Juan pensativo. Decididos a descubrir el misterio detrás de las llaves doradas, los amigos exploraron cada rincón oscuro y polvoriento de la cabaña hasta encontrar tres puertas cerradas con candado.
Probaron con las llaves y efectivamente lograron abrirlas una por una. Detrás de la primera puerta encontraron un viejo baúl lleno de juguetes antiguos y polvorientos. Detrás de la segunda puerta hallaron un cofre con monedas brillantes y joyas centelleantes.
Y detrás de la tercera puerta descubrieron un mapa antiguo que mostraba un tesoro escondido en lo profundo del bosque. -¡Increíble! ¡El tesoro debe estar cerca! -exclamó Martín emocionado.
Los tres amigos siguieron el mapa hasta llegar a un árbol hueco donde encontraron un cofre lleno de monedas doradas y gemas preciosas. Estaban felices por su hallazgo pero también agradecidos por haber vivido esa experiencia juntos y superar sus miedos en equipo.
Finalmente regresaron a casa con el tesoro en mano y muchos recuerdos inolvidables del bosque misterioso. Desde ese día supieron que siempre podían confiar el uno en el otro para enfrentar cualquier desafío o aventura que se les presentara en el futuro.
FIN.