El misterio de la calle desconocida



Jennie era una niña curiosa que vivía en un encantador barrio. Todos los días, de camino a la escuela, pasaba por una calle desconocida donde siempre veía a una extraña pareja que la saludaba con una sonrisa.

- ¡Buenos días, Jen! –le decían con amabilidad.

Jennie se sentía feliz cada vez que los veía, aunque nunca les había hablado. Un día, al llegar a casa, se dio cuenta de que no los vio en su camino. Intrigada, le preguntó a su mamá, quién le contó la triste y trágica historia de la pareja.

La pareja había perdido a su única hija en un trágico accidente hacía años. Desde entonces, esperaban todos los días en esa calle a que una niña saliera del colegio para saludarla, como si fuera su propia hija. Cuando Jennie escuchó esto, sintió un fuerte nudo en la garganta.

Sin embargo, en lugar de sumirse en la tristeza, Jennie decidió hacer algo especial por esa pareja. La tarde siguiente, cuando salió del colegio, buscó en su mochila y encontró su colección de dibujos más bonitos. Con ellos en sus manos, se dirigió a la calle desconocida.

- ¡Hola, señores! –saludó con una sonrisa. – Quiero darles algo. Es para ustedes.

La pareja, sorprendida, recibió con cariño los dibujos de Jennie. Lágrimas de emoción brotaron de sus ojos mientras agradecían a la niña. Jennie les explicó que, aunque su hija no estuviera físicamente, ellos siempre llevarían su amor en su corazón.

A partir de ese día, Jennie se hizo amiga de la pareja y les llevaba dibujos, galletitas y felicidad. La calle desconocida ya no era tan misteriosa para ella, y la bondad de su acto llenó a la pareja de alegría.

Jennie aprendió que, a veces, las personas que parecen extrañas pueden tener historias muy especiales. Además, descubrió que un gesto amable puede llevar luz a los corazones oscurecidos por la tristeza.

La historia de Jennie y la pareja se convirtió en un ejemplo para todos los vecinos del barrio, quienes aprendieron la importancia de la empatía y la generosidad.

FIN.

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