El misterio de la casa de los secretos



Era un día nublado en el pequeño pueblo de San Julián. Valentina, Luca y Tomás, tres amigos inseparables, decidieron que era hora de vivir una aventura. Hacía unas semanas que habían escuchado rumores sobre una antigua casa en la colina que estaba abandonada. Se decía que estaba embrujada, y nadie se atrevería a acercarse. Sin embargo, había algo que llamaba la atención de Valentina: su abuela siempre hablaba de una revista de moda de los años 60 que se guardaba en esa casa.

"¿Por qué no buscamos la revista?", sugirió Valentina emocionada.

"Pero, ¿y si hay fantasmas?", respondió Tomás un poco asustado.

"¡Oh vamos! Solo son historias. Además, ¿no es eso lo que hace la aventura más emocionante?", dijo Luca, decidido a no dejarse intimidar.

Los amigos se pusieron en marcha. Una vez que llegaron a la casa, notaron que la puerta principal estaba entreabierta, como si alguien los estuviera esperando.

"Esto se pone más raro cada vez", murmuró Tomás, mirando alrededor.

"No hay vuelta atrás, amigos. Vamos a encontrar esa revista", afirmó Valentina.

El interior de la casa estaba cubierto de polvo y telarañas. Las habitaciones estaban repletas de objetos antiguos. Tras explorar un poco, se dieron cuenta de que la casa contaba con un desván lleno de cosas que alguna vez habían sido valiosas. Decidieron investigar.

"¡Miren eso!", gritó Luca, señalando una escalera que crujía mientras subían.

A medida que subían, los ruidos extraños comenzaron a hacerse más intensos. Pero su curiosidad era más fuerte que el miedo.

Finalmente llegaron al desván. Allí, entre cajas viejas y muebles cubiertos con sábanas blancas, encontraron una caja con estampillas brillantes.

"¡Es la revista!", exclamó Valentina, sacando un ejemplar desgastado de su interior.

"¡Sí! Pero esperen... hay más aquí", dijo Tomás mientras sacaba un album. Asombrados abrieron el álbum, y al hacerlo, un viento frío sopló por la habitación.

"¿Qué fue eso?", preguntó Tomás con voz temblorosa.

"No lo sé, pero creo que debemos irnos. Solo queríamos la revista, ¡no una película de terror!", dijo Luca, empezando a inquietarse.

Antes de que pudieran bajar, comenzaron a escuchar risas y susurros. Aterrados, miraron a su alrededor. Valentina, valiente como siempre, dijo:

"Escuchen, no hay nadie en la casa. Vamos a hablar con lo que sea que esté aquí. Puede que tenga algo que contarnos."

Lejos de lo que esperaban, un pequeño gato negro apareció frente a ellos, maullando suave y alegremente.

"¿Un gato? ¿Era eso lo que nos asustaba?", se ríe Tomás, todavía un poco nervioso.

Valentina acarició al gato y se dio cuenta de que tenía un collar con una etiqueta que decía 'Chispa'.

"Parece que Chispa fue quien nos trajo aquí. Tal vez esta casa no está embrujada, es nuestra propia imaginación", dijo Valentina.

Los amigos decidieron llevarse a Chispa y la revista. Se dieron cuenta de que su miedo había sido solo una forma de no abrirse a la aventura. Lo que parecía ser un lugar aterrador se transformó en un hogar para un nuevo amigo.

Cuando bajaron de la casa, el sol brilló más que nunca. Valentina, Luca y Tomás se prometieron nunca dejar que el miedo los detuviera en sus aventuras y siempre recordar que cada historia tiene un lado amable.

"Hicimos un gran descubrimiento", dijo Luca mientras seguían conversando en el camino a casa.

"Sí, Chispa también se suma a nuestras aventuras. ¿Quién sabe qué más nos espera?", concluyó Tomás con una sonrisa.

Y así, cada vez que veían una casa antigua, se acercaban con el corazón lleno de curiosidad, listos para descubrir nuevos secretos, y por supuesto, siempre acompañados por su fiel amigo Chispa.

FIN.

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