El misterio de la casa del árbol y la mariposa ruidosa



En un pequeño pueblo en medio del bosque, vivían cinco amigos muy curiosos y aventureros: Laura, Martín, Sofía, Juan y Tomás. Un día, mientras paseaban por el bosque, descubrieron una casa del árbol escondida entre las ramas de un viejo roble. La casa estaba rodeada de hermosas flores de colores brillantes, y en ese momento, una hermosa mariposa de alas azules revoloteaba dando vueltas alrededor de la casa.

- ¡Miren qué hermosa casa del árbol! -exclamó Laura emocionada.

- Sí, y fíjense en esa mariposa tan colorida. Es simplemente magnífica -dijo Sofía maravillada.

Los amigos decidieron acercarse a la casa del árbol para explorarla. Sin embargo, al llegar, escucharon un ruido extraño que venía del interior. El ruido sonaba como pequeños golpecitos repetitivos.

- ¿Qué creen que sea ese ruido? -preguntó Martín, frunciendo el ceño.

- No lo sé, pero me da un poco de miedo -admitió Juan, mirando hacia la casa del árbol con cautela.

Valientes, pero un poco asustados, los amigos se acercaron a la puerta de la casa del árbol y, con mucho cuidado, la abrieron. Para su sorpresa, dentro encontraron a una mariposa peculiar. Tenía las alas de un brillante color azul, pero en lugar de hacer un zumbido suave, hacía un ruido como de pequeños golpes.

- ¡Es la mariposa ruidosa! -exclamó Tomás sorprendido.

- Sí, pero ¿por qué hace ese ruido? -se preguntó Laura, observando a la mariposa con curiosidad.

Decidieron estudiar la mariposa y descubrieron que, a pesar de su apariencia inusual, era una mariposa muy amable y simpática. A medida que pasaban tiempo con ella, descubrieron que el ruido que hacía provenía de que tenía un ala un poco dañada, lo que le impedía volar con suavidad como las otras mariposas, pero no por eso dejaba de ser hermosa y especial.

Los amigos decidieron cuidar de la mariposa y le construyeron un jardín especial lleno de sus flores favoritas alrededor de la casa del árbol. La mariposa ruidosa se convirtió en la guardiana del jardín, y su presencia llenó el bosque de alegría y color.

Con el tiempo, los amigos aprendieron que, al igual que la mariposa, cada ser vivo es especial a su manera, y que todos merecen amor y cuidado, independientemente de sus diferencias.

FIN.

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