El Misterio de la Casa del Bosque
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de un espeso bosque, una antigua casa que todos en el pueblo evitaban. La Casa del Bosque, como la llamaban, tenía ventanales rotos y un jardín descontrolado, donde las plantas parecían querer cubrirla por completo.
Una tarde, Lucas, un niño curioso, se armó de valor y decidió explorar la temida casa. Hacía tiempo que su amigo Tomás le contaba espeluznantes historias sobre la casa, pero Lucas no creía en esas supersticiones.
"¡Vamos, Lucas! No te metas ahí. Dicen que está maldita!"- le gritó Tomás desde la entrada del bosque.
"No puedo tenerle miedo a una casa, Tomás. ¿Qué puede pasarme?"- respondió Lucas con una sonrisa.
Con un suspiro y sin mirar atrás, Lucas cruzó la puerta chirriante de la casa. Al entrar, se encontró con un gran vestíbulo cubierto de polvo y telarañas. Extrañas sombras danzaban en las esquinas cuando los rayos del sol entraban por las ventanas rotas.
De repente, escuchó un ruido proveniente del piso de arriba. Se acercó al escalera, y con cada paso, el crujido de la madera resonaba con fuerza. Cuando llegó al primer piso, vio una puerta entreabierta y, sorprendentemente, una luz provenía de su interior.
"¿Hay alguien aquí?"- preguntó Lucas, asomándose cautelosamente.
A medida que se acercaba, pudo ver a un pequeño gato negro con grandes ojos amarillos sentado en el centro de la habitación, mirando fijamente a Lucas.
"Hola, pequeño amigo. ¿Te has perdido?"- dijo Lucas, divertido al ver al gato. Pero antes de que el gato pudiera responder, algo extraño sucedió. La habitación pareció oscurecerse, y el gato comenzó a hablar.
"¡Yo no estoy perdido! Estoy aquí para advertirte. ¡Esta casa no es lo que parece!"- exclamo el gato con una voz temblorosa.
"¿Qué quieres decir?"- preguntó Lucas, confundido.
"Muchos han entrado aquí y no han salido. Hay un secreto que está oculto en esta casa, un secreto que te pertenece, Lucas. Tu abuelo vivió aquí hace años y dejó algo valioso escondido. Pero cuidado, hay algo más... oscuro que acecha en las sombras."- dijo el gato, mientras se irguía con seriedad.
Lucas sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero su curiosidad se intensificó.
"¿Dónde está esa cosa?"- preguntó, decidido a descubrir la verdad.
"Tendrás que enfrentar tus miedos y adentrarte en la parte más oscura de la casa. Allí encontrarás la respuesta que buscas. Pero debes tener mucho cuidado"- le advirtió el gato.
"¡No me detendré! ¡Voy por ello!"- exclamó Lucas, decidido finalizar su misión.
Al bajar a la planta baja, el ambiente se volvió más sombrío. Las sombras parecían moverse y susurrar a su alrededor. Lucas recordó las historias de Tomás y se sintió un poco más nervioso. Sin embargo, el recuerdo del gato y su advertencia le dio fuerzas para seguir adelante.
Cuando llegó a una puerta de madera maciza en el fondo del pasillo, vio un brillo azul que se filtraba a través de la cerradura.
"¿Qué será esto?"- murmuró para sí mismo. Con un ligero empujón, la puerta se abrió y Lucas se encontró en una habitación llena de objetos extraños y polvorientos.
En el centro, sobre una mesa tallada, había un pequeño cofre decorado con intrincados grabados. Al acercarse, sintió un extraño hormigueo en su mano al tocarlo.
"Esto debe ser lo que estoy buscando"- pensó. Pero justo cuando estaba a punto de abrirlo, una sombra oscura emergió de la esquina y se abalanzó sobre él.
"¡Detente!"- rugió una voz grave. Lucas se dio vuelta, y vio a la figura sombría acercándose rápidamente.
"¿Quién eres?"- gritó Lucas, terriblemente asustado.
La figura se detuvo y se transformó en un anciano con una larga capa negra.
"Soy el guardián de este lugar. Nadie puede llevarse el secreto que guardan estos muros. Tienes que probar tu valentía para obtener lo que buscas"- declaró el anciano, con un tono amenazante.
"Pero yo solo quiero el cofre. ¡Es de mi abuelo!"- reclamó Lucas con firmeza.
"Demuestra que eres digno, solo así podrás liberarte de la maldición de esta casa"- le contestó el anciano mientras el gato negro aparecía de nuevo a su lado.
La tensión de la situación lo envolvía, y Lucas sintió que la única forma de salir de allí era viendo lo que había dentro del cofre. No podía dejar que la sombra lo asustara. Con determinación, Lucas le dijo al guardián:
"Estoy dispuesto a enfrentar lo que sea necesario. Voy a abrirlo!"- gritó, mientras levantaba la tapa.
En un instante, una luz brillante llenó la habitación, ahuyentando la sombra y llenando el aire de alegría. Dentro del cofre había un viejo libro, lleno de escritas y dibujos de aventuras.
"¡Increíble! Este libro debe contener las historias de mi abuelo"- dijo Lucas, maravillado. El anciano miró al niño con sorpresa.
"Parece que has enfrentado tus miedos y has encontrado lo que buscabas. El poder de la valentía y la curiosidad te ha liberado a ti y a esta casa de su oscuridad"- dijo el anciano mientras desaparecía en una nube de humo.
El gato negro se acercó a Lucas y le dijo:
"Ahora estás listo para tener el legado de tu abuelo. Cuida este libro y nunca dejes de explorar, pequeño valiente"- le dijo, antes de desaparecer.
Con el corazón lleno de valentía y un nuevo propósito, Lucas salió de la Casa del Bosque, llevándose consigo el secreto de su abuelo: el poder de la curiosidad. Desde ese día, comprendió que enfrentar sus miedos era la clave para descubrir grandes aventuras y cosas asombrosas.
Regresó al pueblo, donde encontró a Tomás y le dijo:
"¡Estás equivocado! Esta casa no está maldita. Es un lugar lleno de secretos y magia. ¡Vamos a explorar juntos!"- terminó Lucas con una sonrisa y el libro en la mano.
Y así, Lucas y Tomás continuaron su viaje juntos, explorando el mundo que los rodeaba con valentía y curiosidad, sabiendo que el verdadero terror no estaba en las casas, sino en renunciar a la aventura de la vida.
FIN.