El misterio de la casa encantada


Había una vez en un pequeño pueblo, una misteriosa casa encantada. En ese lugar, se decía que habitaban unos extraños fantasmas llamados Heridas, Quemaduras, Golpes, Intoxicaciones y Asfixio.

Nadie se atrevía a acercarse a la casa, pues los rumores aseguraban que aquellos fantasmas acechaban a quienes osaran entrar. Un día, un valiente niño llamado Lucas decidió enfrentar su miedo y descubrir el misterio que envolvía a la casa encantada. Con paso decidido, se adentró en la oscura morada.

Al ingresar, una voz susurrante le advirtió: "¡Cuidado, intruso, los fantasmas de Heridas, Quemaduras, Golpes, Intoxicaciones y Asfixio están aquí para atraparte!" Pero Lucas, con valentía, respondió: "No les tengo miedo, quiero conocer su historia!" "Somos los guardianes de la casa, y cada uno representa los peligros a los que los niños se exponen.

Ven, y te contaremos nuestra historia", susurraron en coro los misteriosos fantasmas.

Heridas, Quemaduras, Golpes, Intoxicaciones y Asfixio le relataron a Lucas cómo, en vida, habían sido niños descuidados que sufrieron accidentes por no prestar atención a las advertencias de los adultos. Lucas comprendió que debía aprender de los errores de aquellos fantasmas para evitar correr los mismos riesgos. Con astucia, convenció a los fantasmas de que abandonaran la casa encantada y encontraran la paz.

A cambio, se comprometió a compartir su historia con todos los niños del pueblo para que aprendieran a cuidarse y prevenir accidentes. Los fantasmas, conmovidos, desaparecieron y en su lugar, apareció un hermoso jardín.

Desde ese día, Lucas se convirtió en el guardián del conocimiento sobre seguridad y prevención, enseñando a todos los niños cómo evitar los peligros de Heridas, Quemaduras, Golpes, Intoxicaciones y Asfixio.

La casa encantada dejó de ser un lugar de miedo para convertirse en un espacio de aprendizaje y protección para todos.

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