El misterio de la casa encantada


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una casa antigua y abandonada que todos decían que estaba encantada. La casa tenía ventanas rotas, puertas chirriantes y parecía estar cubierta por una extraña neblina todo el tiempo.

Un grupo de amigos muy valientes formado por Sofía, Martín y Juancho, decidieron investigar la casa encantada. Se acercaron lentamente, con el corazón latiéndoles fuerte en el pecho. Al entrar, todo estaba oscuro y silencioso.

"¡Vamos chicos, no tengamos miedo! Seguro que no hay fantasmas aquí", dijo Sofía tratando de infundirles ánimo a sus amigos. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del piso de arriba.

Subieron despacio las escaleras y al llegar arriba vieron a un gato negro sentado en medio de la habitación. "¡Menos mal que era solo un gato!", exclamó Martín aliviado. De pronto, el gato comenzó a caminar hacia una pared donde había un cuadro antiguo colgado.

El cuadro se movió revelando un pasadizo secreto detrás de él. Los tres amigos intercambiaron miradas sorprendidas pero emocionadas y decidieron seguir al gato por el pasadizo.

Caminaron durante lo que les pareció una eternidad hasta llegar a una habitación llena de libros antiguos y polvorientos. En uno de los estantes encontraron un viejo diario con páginas amarillentas que hablaba sobre la historia de la casa encantada.

Según el diario, la casa pertenecía a una familia muy querida del pueblo hace muchos años atrás. La familia desapareció misteriosamente dejando atrás la casa que poco a poco fue cayendo en el abandono.

"¡Tenemos que devolverle la alegría a esta casa! ¡Es hora de acabar con su —"encantamiento" !", exclamó Juancho con determinación. Los tres amigos se propusieron limpiar y arreglar la casa encantada día tras día. Pintaron las paredes, repararon las ventanas rotas y dieron vida nuevamente al jardín descuidado.

Poco a poco, la neblina que rodeaba la casa empezó a disiparse hasta desaparecer por completo. Una noche, mientras cenaban juntos en la renovada cocina de la casa encantada, escucharon risas felices resonando por todas partes.

Eran los espíritus bondadosos de la familia que antes vivía allí mostrando su gratitud hacia los valientes amigos.

Desde ese día en adelante, Villa Esperanza tuvo una nueva atracción: la hermosa Casa Encantada convertida ahora en un hogar lleno de amor y amistad gracias al valor y nobleza demostrados por Sofía, Martín y Juancho.

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