El misterio de la criatura de Madrid
Había una vez en la ciudad de Madrid, un misterio que tenía a todos los habitantes asombrados.
Se decía que en las calles de la ciudad se había avistado a una criatura misteriosa, un ser de pelaje colorido y ojos brillantes que se escondía entre las sombras. La Consejería de Educación de Madrid decidió pedir ayuda a los alumnos de 10 años de todas las escuelas para resolver este enigma.
Los niños, emocionados por la aventura, se organizaron en equipos y se lanzaron a la búsqueda de la criatura misteriosa. Durante su investigación, aprendieron sobre el cuidado del medio ambiente, la importancia de la convivencia con otras especies y la necesidad de preservar la biodiversidad en la ciudad.
Además, descubrieron datos curiosos sobre criaturas míticas y reales que habitan en diferentes lugares del mundo. Con entusiasmo, los niños exploraron parques, plazas, y rincones de Madrid, armados con binoculares, libretas y lápices.
Un día, mientras recorrían el Parque del Retiro, encontraron huellas curiosas que los llevaron a un antiguo árbol. —¡Miren! ¡Aquí están las huellas! —exclamó Juan, el líder del grupo. —¡Debe ser el escondite de la criatura misteriosa! —dijo Laura, emocionada.
Con mucho cuidado, se acercaron al árbol y, para su sorpresa, vieron a una simpática familia de mapaches jugando alegremente. Los niños se dieron cuenta de que, a pesar de no ser una criatura misteriosa, los mapaches representaban la magia y la belleza de la naturaleza en la ciudad.
Entonces, decidieron documentar su avistamiento con fotografías y dibujos, y presentar su hallazgo a la Consejería de Educación de Madrid.
Orgullosos, explicaron cómo habían aprendido sobre la importancia de preservar el entorno natural y la convivencia pacífica con las diversas formas de vida. La Consejería, impresionada por el compromiso y la valentía de los niños, decidió reconocer su labor con un premio especial.
Finalmente, la ciudad de Madrid celebró la presencia de los mapaches en el Parque del Retiro y promovió acciones para proteger su hábitat y garantizar su bienestar.
Los pequeños investigadores se convirtieron en verdaderos guardianes de la naturaleza en la ciudad, demostrando que con curiosidad, aprendizaje y trabajo en equipo, es posible resolver misterios y contribuir a cuidar el planeta.
FIN.