El Misterio de la Doctora Emilia



En un pequeño pueblo, había un hospital que todos conocían. Este, además de ser un lugar de sanación, albergaba un secreto que pocos se atrevían a contar. Un día de verano, un niño llamado Lucas fue abandonado en la sala de pediactiría. Tenía apenas diez años y se sentía muy asustado.

Cuando Lucas se despertó, se encontró solo en una habitación, el murmullo de las máquinas le hacía compañía.

"¿Hola?" - gritó Lucas, esperando que alguien respondiera.

"¿Estás bien, pequeño?" - preguntó una voz suave que provenía de la puerta. Era la doctora Emilia, una mujer con una sonrisa brillante y ojos amables. Sin embargo, había algo extraño en su mirar.

"No sé dónde están mis padres..." - respondió Lucas con lágrimas en los ojos.

Emilia se agachó a su altura y le dijo:

"No te preocupes, vamos a encontrar a tus papás. Mientras tanto, yo estaré aquí para cuidarte."

Día tras día, Lucas comenzó a sentirse más cómodo con la doctora. Sin embargo, una noche mientras estaba en la cama dibujando, notó que Emilia hablaba con sombras en las esquinas de la habitación.

"¿Doctora?" - preguntó, con un poco de miedo.

"No temas, Lucas. A veces, la noche puede traer consigo sus propios amigos."

A medida que pasaban los días, Lucas se dio cuenta de que la doctora había adquirido habilidades extraordinarias: podía curar heridas con un toque, hacía que los juegos de luces en la habitación danzaran, y hablaba con los animales del hospital. A veces, esa habilidad, que a los demás les parecía mágica, parecía tener un precio.

Una noche, Lucas vio a la doctora transformarse en una sombra tenue, sus ojos resplandecían de un modo inquietante.

"Doctora Emilia, ¿estás bien?" - preguntó él,

"No te preocupes, pequeño. Solo estoy... compartiendo un momento con mis amigos."

Lucas decidió que era momento de averiguar qué le estaba sucediendo. Se hizo amigo de una enfermera llamada Rita, que le contó un secreto.

"La doctora tiene una historia... hace años, salvó a un niño que estaba muy enfermo, pero el niño desapareció. Desde entonces, las sombras la siguen. No es que esté poseída, simplemente se siente responsable por lo que le ocurrió."

Con su nuevo conocimiento, Lucas decidió hablar con la doctora.

"Emilia, sé que sientes que necesitas a esos amigos para seguir ayudando. Pero creo que también necesitas recordar que no estás sola."

La doctora lo miró con sorpresa.

"¿Cómo sabes esto?" - preguntó ella, su voz temblaba.

"Porque todos necesitamos límites. Ayudar no significa que debas cargar con todo sola."

Fue entonces cuando Emilia comenzó a reconocer sus propias sombras. Lucas le ofreció su amistad y su apoyo, y juntos decidieron que lo mejor que podían hacer era trabajar como equipo.

Una semana después, Emilia dejó de comunicarse con las sombras, y en su lugar, hubo un aire de felicidad en el hospital. Los pacientes comenzaron a mejorar no solo gracias a sus cuidados, sino también por la esperanza que Lucas había traído a su vida.

Con el tiempo, Lucas fue reunido con su familia, y antes de irse, se despidió de la doctora.

"Gracias por cuidarme y por enseñarme que todos enfrentamos momentos difíciles."

"Gracias a vos, Lucas. Has sido el luz que necesitaba para ver lo que realmente importa. No olvides nunca que puedes ser un verdadero héroe ayudando a los demás."

Cuando Lucas se marchó, la doctora Emilia sonrió al ver cómo su vida había cambiado. Aquellas sombras ya no eran su preocupación, sino sus aliadas para ayudar a más niños. Y así, el hospital continuó siendo un lugar de sanación, lleno de risas y amor. La lección sobre la amistad y el trabajo en equipo, de Lucas y la doctora Emilia, nunca se olvidó, y siempre será recordada por aquellos que cruzaron las puertas del hospital.

FIN.

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