El misterio de la Escuela Carlos Geniso



La escuela Carlos Geniso era un lugar bullicioso durante el día, pero al llegar la noche, se transformaba en un misterioso escenario. Los estudiantes decían haber visto sombras moviéndose en los pasillos, escuchado risas que provenían de aulas vacías y sentido una presencia escalofriante en el patio. Todos temían a La Llorona, un espíritu que vagaba por la escuela en busca de almas inocentes para llevar al inframundo. Nadie se atrevía a entrar en el edificio después del anochecer, hasta que un grupo de valientes amigos decidió investigar el misterio. Ignorando las advertencias de los adultos, se adentraron en la escuela una noche oscura y sin luna. Al principio todo parecía tranquilo, pero pronto comenzaron a escuchar pasos provenientes del pasillo.

- ¿Qué fue eso? - susurró Pedro, el más temeroso del grupo.

- Seguramente son solo ratas o el viento -respondió Laura, tratando de calmar los ánimos. Sin embargo, pronto descubrieron que lo que habitaba la escuela era mucho más que simples animales o fenómenos naturales. Una luz tenue comenzó a brillar en el final del pasillo, y de repente, una figura etérea se materializó frente a ellos. Era La Llorona, con su largo vestido blanco y su lamento angustioso.

- ¡Corran, corran! -gritó Martín, el líder del grupo, mientras todos huían despavoridos. Pero a medida que corrían, las puertas se cerraban frente a sus ojos, las ventanas se empañaban misteriosamente y un viento helado los rodeaba. Estaban atrapados en la escuela con La Llorona. Con valentía y astucia, los amigos idearon un plan para enfrentar a La Llorona y liberar el lugar de su presencia. Descubrieron que La Llorona no quería hacerles daño, sino que lloraba por no poder encontrar la paz. Decidieron ayudarla a encontrar su descanso eterno, y con unidos esfuerzos lograron resolver el misterio. La Llorona desapareció en un susurro agradecido, y la escuela volvió a ser un lugar tranquilo y seguro. A partir de entonces, los amigos se convirtieron en héroes, conocidos por su valentía y su generosidad. La Escuela Carlos Geniso recuperó su esplendor, y todos aprendieron que la compasión y el trabajo en equipo pueden superar cualquier obstáculo, incluso los más sobrenaturales.

FIN.

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